La lucha contra la corrupción no puede limitarse a las leyes, sino más bien debe apuntarse hacia el desarrollo de una cultura que contenga los anticuerpos contra esta enfermedad a la que está expuesta toda la sociedad. Yo Influyo entrevistó en Roma al Dr. Vittorio Alberti, filósofo y oficial de la Santa Sede, quien publicó un libro con una conversación con el cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, para entender su visión de cómo la iglesia puede luchar contra la corrupción.
Nos acompaña el Dr. Vittorio Alberti, quien es oficial ante la Santa Sede, responsable de las cuestiones políticas y filósofo. Acaba de publicar un libro con una entrevista al cardenal Peter Turkson, quien es el prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral. Un libro que se llama “Corrosión” en italiano, “Corrosione”. ¿Por qué hablar de Corrosión cuando es un libro dedicado a la corrupción?
Debido a que la corrosión refleja lo que hace que la corrupción. Cuando te encuentras en una habitación cerrada y el área poco a poco resulta irrespirable. Y así un cuerpo que en la naturaleza se descompone está en un estado de corrupción, ¿por qué hay que utilizar la misma palabra corrupción para nombrar un cuerpo que se descompone y un delito? A partir de aquí inicia el proceso cultural. La corrosión es el efecto, la corrosión interior, la corrosión es un estado y la corrupción es su dinámica.
En este libro tienes el honor de tener la presencia de un prólogo del Papa Francisco, en donde habla justamente de este problema cultural que debe ser afrontado por la iglesia. ¿Cuál es la visión que tiene el cardenal al respecto?
El cardenal quiere hablar dentro de una iglesia, entre iglesia e iglesia, al mundo exterior. Muy hacia fuera porque la corrupción es un problema que envuelve a todo el mundo, a todos y nosotros tenemos características culturales y espirituales para hablar con todos. Hago un pequeño paréntesis, por eso el último capítulo trata sobre la belleza, porque nosotros tenemos un patrimonio artístico maravilloso aquí en el Vaticano, que es un lenguaje que puede educar a la justicia y que puede educar a los cristianos, no cristianos, no creyentes, etc…
También dentro del libro, en esta conversación con el cardenal, se habla de la lucha de la iglesia contra la corrupción. ¿Qué puede hacer la iglesia universal?
La iglesia puede moverse en diferentes niveles, a nivel local, a nivel de la Santa Sede, es decir, a nivel supranacional, a nivel político, diplomático, pastoral, espiritual, cultural. La estructura es tan diversa y tiene sus propias características. Por lo general, hay que acompañar a las realidades mundanas, como se suele decir, a las personas, a la sociedad, para mejorar en vista- se decía en la Edad Media – de la Salvación; pero, en fin, es un poco así: identificar las características morales del bien común, junto a todos, de manera concertada, y en base a éstas actuar en el plano social, teniendo en cuenta la diversidad social…
Justamente en cuanto a la diversidad social en América Latina son bastantes evidentes y cuando se habla de corrupción, hay que hablar también del crimen organizado, los pobres son los más vulnerables. ¿Cómo afrontar el problema de la corrupción, teniendo en cuenta a los pobres?
La corrupción es la primera arma de las organizaciones criminales, hablando como italiano, de las mafias, incluso antes de la violencia armada. En definitiva, por lo tanto, podemos decir que la corrupción es el lenguaje de las mafias, de las organizaciones criminales. Visto desde aquí, desde la Santa Sede, es una realidad global, se observa el fenómeno de la corrupción y su diversidad. Si eliminamos la corrupción en algunas zonas de América Latina, se destruye cualquier posibilidad de vida de poblaciones enteras. Si en cambio se hace aquí, en Alemania, por ejemplo, el resultado es muy diferente. Por lo tanto, trabajar, aprender, difundir, trabajar con la gente del territorio, en modo claro, preciso y completo, y trabajando con el gobierno, identificando a las personas adecuadas…
Y habría que también hacer una lucha a la pobreza, para poder afrontar el problema de la corrupción…
La lucha contra la pobreza es el primer elemento, pero por qué la lucha contra la pobreza, preguntarse por qué. Porque se hace un bien, es decir, aquí entra la cultura. ¿Por qué ir en contra de la corrupción? Estas son las preguntas que a su vez motivan la acción social, política, educativa, etc., preguntarse primero por qué son las cosas…
¡Muchísimas gracias!, bien amigos soy Marinellys Tremamunno. Yo Influyo, Desde Roma….
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