Veo en nuestros ojos de españoles, nuestras almas; nos conocemos bien. Fastos de nuestras discordias, siempre deplorables y de funestas consecuencias.
Ante tanto complejo, tanta incomprensión y disparate, después de imposiciones, demagogias, falsas historias programadas y enseñadas, tergiversando la realidad, hemos llegado a un punto en que la comunicación es un galimatías. La necesidad de cohonestar el hecho, ha sido siempre el lema de todos nuestros gobernantes desde la Transición.
Se dice: Quien nos lastima nos hace fuerte, quien no critica nos hace importantes, quienes nos envidian nos hacen valiosos y a veces aquellos que nos desean lo peor tienen que soportar que nos ocurre lo mejor.
Todos los pueblos de España, el catalán, andaluz, vasco, gallego, extremeño….somos mezclas de culturas que pasaron por esta maravillosa tierra y que aportan al conjunto, sus costumbres, sus tradiciones, sus lenguas… Es inaudito que por no conocer bien nuestra historia en común, por intereses partidistas y encantamientos de sirenas, hayamos llegado a esta situación de desgarro entre hermanos de una misma Nación.
¿Somos españoles? ¿Respetamos nuestras identidades y diferencias? ¿Cumplimos y hacemos que se cumpla las leyes entre nosotros? ¿Nos avergonzamos o nos enorgullecemos de ser lo que somos y de lo que fuimos?
También son muy acertadas en estos momentos, estas palabras del periodista y académico Pérez Reverte al decir: Conocer lo que fuimos ayuda a saber lo que somos, España de siempre, maltratada y maltrecha, abandonada por sus dirigentes, rodeada por fuerzas exteriores, económicas y políticas… Pero siempre hay gente a bordo de esa España que, sin ninguna esperanza, más que la de cumplir con su deber y su decencia, continúa dando ejemplo… Necesitamos lecciones morales que nos hagan estar unidos en la adversidad.
No podemos permitir hacernos daño, nuestro coraje valentía y arrojo han hecho que España deje huella en todo el mundo.
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