La falta de ética humana y la falta de solidaridad nos llevan a padecer lo que ahora vivimos.
El año 2020 será recordado como el año de la fragilidad humana. Un virus que existe desde hace años, pero logra mutar, pone en jaque al ser humano. El orgullo del ser humano, del ser que se creía omnipotente y rey de la creación ve ahora como se derrumba su vida ficticia. Los errores humanos se pagan y ahora los pagamos muy caro.
Y en este momento el mundo se paraliza por la presencia de un microorganismo viral capaz de mutar, un microorganismo, ese virus coronado, que pone a temblar el sistema de salud y financiero del mundo. Mucho se habla del origen de esta enfermedad originada en China y para poder explicarme dividiré en dos mi comentario: el aspecto salud y el aspecto político-económico.
Los coronavirus se descubren por allá de 1965 como causales de rinofaringitis, o más genérico Infección de Vías Aéreas Superiores (IVAS). La realidad es que de estos padecimientos más comunes en menores de edad hay muchos virus, por ejemplo, los rinovirus. Y siempre hemos convivido con ellos, el Dr. Jesús Kumate en su libro Infectología Clínica da cifras como que hay al año más de 25 mil defunciones por IVAS sobre todo en menores de 5 años y menciona que de la población estudiada, sin precisar cifras, el 90 por ciento tenía anticuerpos contra el coronavirus.
El mismo autor nos menciona que en 2003 se dio en China el brote de SARS por coronavirus y el gobierno chino reportó tarde este problema. Hoy nuevamente estamos ante un caso originado en China por un coronavirus pero más virulento (o sea mayor capacidad de contagio) y más agresivo por su forma de atacar al ser humano. Esto lo comento por las inmensas manifestaciones de que es una guerra biológica, ¿Por qué en 2003 no se pensó igual? La realidad es una mutación viral que ataca al ser humano, los microorganismos también mutan para defenderse, para sobrevivir y para atacar.
Ya que tenemos claro el panorama de la evolución del coronavirus nos centramos en el que ahora ataca el COVID-19 y genera una serie de daños al cuerpo humano que lo pueden llevar a la muerte. ¿Cuál es la crisis? La falta de la verdad, la falta de investigación, la falta de recursos al sector salud en todo el mundo. El problema que ahora tenemos es por no contar con los medios para el tratamiento, es el no tener después de seis meses de que inicia en China un protocolo universal de tratamiento, es el no tener la información coordinada para el manejo no sólo antiviral sino por los daños sistémicos que ocasiona.
Al inicio se habló de problemas respiratorios y ahora con más conocimiento y seguramente por autopsias y otros estudios patológicos se demuestra que una causa importante de daño sistémico es por afectaciones vasculares y de la sangre con procesos inflamatorios graves. Esto nos lleva a detectar el grave problema mundial y más en México de la falta de visión para invertir en el tema de salud a en todas sus ramas. Nos lleva a descubrir la poca investigación que se hace y la poca capacidad de respuesta.
Nos desnuda el virus y nos enseña que no estamos preparados los seres humanos para situaciones como ésta, sí vemos preparación en varias naciones para guerras, para terremotos, para otros riesgos naturales, pero no para crisis de salud. Ocultamiento. No hacer pruebas. Ignorancia. Y lo más grave claro es que es nuevo, es un enemigo silencioso, invasivo y por ende más difícil de atacar. Es un caos internacional con cientos de datos de información, pero sin tener una voz cantante 100 por ciento confiable, que debería ser la OMS, pero ellos los de la OMS no han sido capaces de manejar el problema de manera uniforme y meter en cintura al mundo.
Como muchas enfermedades virales o bacterianas afortunadamente la mayoría es asintomática o leve, en este caso más del 80 por ciento de las veces, pero eso la hace más contagiosa, y lo que se busca en casos de pandemias es parar lo más rápido posible los contagios para evitar el crecimiento desmedido de enfermos que ameriten hospitalización y sean graves. Pero de igual manera la respuesta general fue lenta y tardía, países como México, gracias a la conciencia ciudadana no creció tan rápido porque el gobierno minimizaba el problema y lo sigue haciendo. Yo no entiendo cómo Suecia, por ejemplo, sin tener una cuarentena y restricción de movilidad de gente, no hay tanto caso y poca defunción. ¿O esconden cifras?
Y las consecuencias de las cuarentenas, del aislamiento nos llevan de la mano a una crisis económica y financiera, no estaba el mundo preparado para parar. No estábamos listos para ver el daño a las familias y a los empleos. Y nuevamente vemos respuestas descoordinadas y en muchos casos con ocurrencias de los Ejecutivos de cada nación. Además vemos como se aprovechan los tiranos para doblar más al ciudadano y otros para comprar voluntades y enfrentar a sus “enemigos” al interior. Fue un buen momento para atacar con ocurrencias, desde mi personal opinión, que es una guerra bacteriológica. Que fue provocado. Que estamos en manos de locos.
Los gobiernos hacen lo que quieren y como quieren porque no hay capacidad de acuerdos, porque no hay ganas de escuchar a los expertos en salud, en este tipo de cosas deberían los gobiernos a través de la ONU y la OMS mandar a su equipo de expertos y dejar a un lado sus propios criterios y trabajar en unión con los mismos protocolos y no ocultar nada. De igual manera las complicaciones satélites como lo económico ponerse de acuerdo con sus expertos y mesas de trabajo internacionales y los presidentes o primeros ministros sólo coordinar esfuerzos.
La única realidad es que el ser humano, el habitante de la Tierra fue cada día esmerándose en acabar con su hábitat, que muchos, la mayoría de los gobernantes, que muchos empresarios se dedicaron a ver sólo para ellos, como buscaban el poder, la riqueza y aplastar al más débil. La falta de ética humana y la falta de solidaridad nos llevan a padecer lo que ahora vivimos. No es posible que por un satélite y con un dron se pueda matar a alguien, no es posible lo que se gasta en armas y lo que se gasta para conquistar el espacio y no seamos capaces de rescatar a la Tierra, acabar con la hambruna, acabar con enfermedades, en una palabra ser solidarios.
Y desde luego no todo es malo, ahora vemos que el planeta se limpia, el planeta respira, la convivencia interna mejora, se descubre que se puede trabajar desde caso y que eso se puede aplicar a futuro y por fin tener una buena política pública de conciliación familia-trabajo que tanta falta hace. Fue bueno para ver las verdaderas intenciones de mucho ser humano y espero sea bueno para corregir el rumbo que llevamos los humanos y entender que somos una parte más de la naturaleza.
En México lo malo es que AMLO no cambia su discurso, no cambia su política y cada día nos hunde más.
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