A algunos incluso hasta pereza les da pensar pues es más cómodo dar “like”, seguir la “onda”, o ser títeres de lo que muchos dicen o hacen.
“Salva al planeta y no uses bolsas de plástico”, decía un letrero en cierta tienda de conveniencia. Nuestra sociedad no se está destruyendo por el plástico, pensé, sino por la ideología de género.
Hace un par de semanas me encontraba en una tienda de ropa de mujer en Mcallen, Texas, y entré al probador. Acto seguido escuché una voz de un hombre joven, justo al otro lado de la cortina que cubría mi vestidor. El joven comenzó a entablar plática con las empleadas de la tienda. Una de ella le preguntó: “Oye, ¿cómo estás? ¡Te veo cambiado!” “Sí”, le respondió el muchacho, “acabo de operarme el busto y me voy a probar ropa interior…” “¡Wow!”, le dice la mujer…” “Sííí”, responde el joven, “me acabo de operar y me costó 5 mil dólares. Y pronto me operaré el trasero y la nariz y me costará más o menos igual”.
“¡Mucho dinero por cambiar de sexo, jeje!”, le comenta la empleada. “Pues sí”, le dice el hombre, “la belleza cuesta…”
¡Cuánta tristeza me invadió! Qué ansias sentí en ese momento. De pronto me dieron ganas de salir, abrazar al joven y decirle que lo estaban engañando. Que él es hombre, pero que muchos cobardes y poco hombres (y mujeres) le arrebataron su hombría, su identidad, su masculinidad; que detrás de este engaño existe todo un negocio billonario… No hice tal cosa. Esperé a que pasara de frente y salí del probador triste y pensativa en lo que estamos viviendo, en este mundo al revés y tramposo que nos lleva entre las patas a todos, en especial a los más jóvenes e ignorantes.
Como ya pasó de moda leer, dialogar, cuestionar, investigar lo que dice la ciencia, cientos de jóvenes están confundidos.
A algunos incluso hasta pereza les da pensar pues es más cómodo dar “like”, seguir la “onda”, o ser títeres de lo que muchos dicen o hacen (incluso sus propios maestros).
Ahí está el problema. Hoy, a través de medios de comunicación y redes sociales se reciben demasiadas mentiras. Se replican tremendas locuras. Se reenvía cantidad de información falsa (fake news), enfermiza, nociva. Por eso cada día hay más gente confundida y manipulada.
En fin, ojalá despertemos y nos demos cuenta que no es el exceso de plástico lo que más destruye al planeta, sino el exceso de ignorancia, la falta de ganas y de formación para descubrir las mentiras y engaños de la ideología de género.
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