¡La sociedad nos plantea, a toda costa, utilizando los medios de comunicación, que la vida es de color de rosa y que todo es muy fácil .Debemos evitar la relajación en extremo y afrontar los desafíos que a diario se presentan en la vida. Cuando aparece el infortunio, las dificultades, las dolencias; carecemos de mecanismos de defensa e iniciamos nuestra condena a fenecer. Una vida sin retos, no es vida, por este motivo hay que buscar un equilibrio y este, siempre, se ve favorecido por las emociones positivas. Busquemos lo positivo de todo lo que nos ocurra, no seamos derrotistas y luchemos aunque caigamos muchas veces.
Necesitamos en nuestra sociedad organizar las ideas, armonizar las sensaciones y recuperar la alegría. Todos precisamos de personas que nos escuchen atentamente, la soledad en la muchedumbre es desmedida, pero todo depende fundamentalmente de nuestra energía íntima, para hacer que aparezcan reformas en nuestras vidas.
Si transmitimos afecto, se consigue una comprensión más profunda en las situaciones que se presentan de forma cotidiana, recogiendo lo que la riqueza no puede conseguir. Sintiendo el amor, que es testigo de la felicidad, conseguiríamos una sociedad más atractiva y humana.
Decía D. Miguel de Unamuno, escritor español nacido en Bilbao, “Todo acto de bondad es una demostración de poderío”.
Enloquecemos participando de tantos horrores en el mundo, y no nos paramos a pensar en las consecuencias que generan. Nuestra soberbia hace que seamos incapaces de rectificar y pedir perdón. Inyectamos aversiones y sujetamos la afición hasta aniquilarla. La vida no nos perdonará los yerros que cometemos y la realidad se expresará en el silencio, como siempre ocurre.
Apelo al razonamiento y a la paciencia del hombre, que como decía el Rey Salomón es el testimonio de su sabiduría.
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