PRD, PV y PT se salvaron por coaliciones

En PRI y PAN se prevén verdaderas cenas de negros por los despojos.


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El triunfo aplastante de López Obrador dejó muy mal parados a PAN-PRI, el PRD, Partido Verde y Partido del Trabajo se salvaron  de perder el registro por las coaliciones que formaron.

En el PAN, calderonistas y el Yunke desataron la guerra intestina contra el grupo de Anaya; unos hablan de reunificación, otros de refundación; de seguro cambiarán de liderazgo nacional, pues lo mandan los estatutos al terminar una campaña presidencial.

En PRI y PAN se prevén verdaderas cenas de negros por los despojos.

El PAN ganó 3 de 9 gubernaturas en disputa: Guanajuato, Yucatán y Puebla, 78 diputados de mayoría, más 49 en alianza con PRD y Movimiento Ciudadano.

7 gobernadores (Martín Orozco, de Aguascalientes; Carlos Mendoza Davis, de BCS; José Rosas Aispuro, de Durango; José Antonio Gali, de Puebla; Francisco Domínguez, de Querétaro; Carlos Joaquín González, de Quintana Roo, y Francisco Javier García Cabeza de Vaca, de Tamaulipas)  publicaron un desplegado antes de la elección para decir que se entenderían con quien ganara la Presidencia y para darle calambres a Anaya, movidos por el ala panista-priista, comandada por el calderonista Ernesto Cordero, a quien la Comisión de Disciplina Interna expulsó del partido por su abierto apoyo a Meade y porque denunció ante la PGR a Ricardo, cuando aún era candidato presidencial.

En el PRI el mismo domingo abandonaron a J. Antonio: desde el mediodía lo hizo Aurelio Nuño, coordinador de su campaña, y en la noche, cuando desde el CEN felicitó al triunfador, sólo lo acompañó su esposa Juanita Cuevas. Será difícil que él vuelva a ese edificio ante tal despedida.

(Para qué recordar que cuando el barco se hunde las ratas son las primeras en huir, pero el capitán permanece en su puesto hasta el final).

Se especula que el error fue escoger a un no-priista de abanderado, y lo empujaron a insistir en que iba en el segundo lugar de la preferencia popular, a culpar de corrupción a Anaya, usando sectariamente el aparato oficial de justicia y no desligarse de Peña, cuyo desprestigio y corrupción de él y sus allegados fue el mayor fardo que lo hundió con el ex partidazo.

A grado tal, que el tricolor sufrió su máxima derrota, superior a cuando Fox venció a Labastida en 2000, o Madrazo quedó en tercer lugar en 2006 y tuvo 5.5% más de votos que Meade, que sólo llegó al 16.3% de la votación total y el partido quedó de tercera fuerza nacional y quinta en la Cámara de Diputados.

De 9 gubernaturas en disputa (incluida la CDMX) no ganó ninguna; en la Cámara de Diputados se quedó con 14 curules de mayoría, de 45 que tenía; en el Senado llegará a lo sumo a 42 escaños de mayoría y plurinominales y será la quinta fracción.

La única fórmula senatorial de mayoría que ganó fue la de Yucatán con Jorge Carlos Ramírez Marín y Verónica Noemí Camino.  

Obtuvo una pírrica cantidad de municipios; perdió hasta Atlacomulco, tierra de Peña, y de los 125 municipios del Edomex sólo ganó 19 y un distrito local, Valle de Bravo.  En el país perdió ciudades importantes como Hermosillo, Ciudad Victoria, Mazatlán, Matamoros y Cajeme (Ciudad Obregón).

Los reiterados elogios de Obrador al presidente Peña después de la elección ratificaron el pacto que celebraron para que el primero llegara al poder, a cambio de amnistiar al segundo. Durante su entrevista en Palacio Nacional ambos estuvieron muy relajados y sonrientes, uno por haber cumplido su sueño dorado, otro por sentirse cubierto con el mando protector del socio-sucesor.

Y más, cuando vio que prosperó su tozudo embate a Anaya, quien le impidió nombrara al fiscal “carnal” que le otorgaría 9 años de amnistía transexenal y recalcó que, de encontrarlo culpable, lo mandaría a la cárcel.   

¿Cuánto tiempo le durará el gusto a Peña, antes que los fans obliguen a Obrador a someter su promesa de amnistía a referéndum, porque ellos no están dispuestos a perdonarlo?

P.D.- La eliminación de la selección nacional en Rusia 2018 por el pentacampeón Brasil frustró la aspiración de llegar al quinto partido, que sólo logró en nuestro  país en el Mundial México 70, cuando Pelé y la verde-amarilla obtuvieron por tercera vez la copa Jules Rimet.

Para pasar a octavos de final precisa que los dueños de los equipos castiguen sus intereses comerciales, pues prefieren comprar hasta 9 extranjeros por campeonato que aprovechar el gran vivero de futbolistas que es México y fomentar el cultivo de sus fuerzas básicas en sus propias canteras.

Además, el técnico derrotado, Juan Carlos Osorio experimentó con jugadores fuera de sus posiciones originales, en vez de escoger a los mejores en cada puesto, y llevó a unos que no merecían ser incluidos por estar bajos de juego. ¿O los escogió por consignas superiores?

A Osorio le dio lo mismo: aquí ganó muy buenos dólares y ya se va con su música a otro lado.

No pierdan de vista los dueños de los equipos que la grande y entusiasta afición mexicana y el prestigio del país merecen mejor trato, y sus intereses comerciales resultarán beneficiados a la larga.  

 

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