¿Por qué nos pasa lo que nos pasa?

En los últimos meses, y particularmente semanas, la opinión pública se ha estremecido por las noticias sobre los hallazgos de fosas clandestinas con restos humanos a todo lo largo y ancho del territorio nacional, muestras claras de la descomposición social que vivimos en México, el gran avance de las organizaciones del crimen organizado, y desde luego del conformismo o complicidad de los gobiernos locales y federales.

Tanto en San Luis Potosí, Chihuahua https://elpais.com/mexico/2025-01-29/shock-en-chihuahua-por-el-hallazgo-de-decenas-de-fosas-clandestinas-con-72-cuerpos.html  Ciudad de México, Morelos, Tamaulipas https://www.elfinanciero.com.mx/estados/2025/03/12/ahora-en-tamaulipas-hallan-campo-de-exterminio-del-narco/  , Baja California  https://puntonorte.info/2023/07/19/hallan-cinco-fosas-mas-alrededor-de-narcofosa-de-mexicali/  https://www.youtube.com/watch?v=tCMbJtmHDeo , pero sobre todo, en Jalisco, concretamente en el ya famoso Rancho Izaguirre, los descubrimientos de parte de los grupos de familiares de desaparecidos han causado el mayor escándalo político/social de los últimos años, sobre todo porque ese lugar ya estaba bajo el resguardo de autoridades, pues ahí habían rescatado a un secuestrado. https://forbes.com.mx/rancho-del-horror-familias-buscan-respuestas-entre-dolor-y-incertidumbre/

Como antecedente necesario a estos descubrimientos, sin duda que antes debe haber personas desaparecidas, arrebatadas de sus familias y comunidades. Y para darnos una idea de las cifras de cuerpos, o indicios de ellos, que podrán encontrarse en diversas regiones del país, basta echar una mirada a los datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, del gobierno federal, con corte al 14 de marzo de 2025, que arroja la cantidad de 123 mil 351 personas desde el año 1952.

En las entidades federativas en donde destaca la concurrencia de estos hechos que obvio pueden ser consecuencia de la comisión de un ilícito, hay que anotar que la primera de la lista es el estado de Jalisco, con 15 mil 015, de ahí le siguen el Estado de México, Tamaulipas, Veracruz, Nuevo León, Michoacán, Sinaloa, Ciudad de México, Sonora, Guerrero, Chihuahua, y en el número decimosegundo de la lista está Baja California con 3,914 personas desaparecidas. Por ello no debe de extrañarnos que las fosas clandestinas encontradas en los últimos meses se encuentren en estos estados.

Otro dato para destacar es que en el sexenio pasado el número de desaparecidos ascendió a 57,271, según datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, y de ellas 13,627 en 2024 y en los primeros 100 días del gobierno de Claudia Sheinbaum el registro, se dice, arroja 4,000.

Pero ¿Cómo es que hemos llegado a estos extremos ya escandalosos? Evidentemente los culpables son muchos y muy variados, unos por acción y otros por omisión.

Primero, seamos conscientes de que el crimen organizado existe en todo el mundo desde hace muchos años, y sus actividades llevan a realizar la desaparición de personas por diversos motivos, por operar con bandas contrarias, por no querer colaborar con ellos, como sanción a una familia o comunidad, para obtener dinero o alguna otra utilidad (secuestro) como fuente de financiamiento de sus actividades, como consecuencia de la negativa al “pago de piso”, y una larga lista de etcéteras.

Pero obviamente, así lo demuestran los números, estas actividades delincuenciales se han incrementado a lo largo y ancho del territorio nacional.

Ahí es en donde nos debemos cuestionar sobre el resultado de la obligación de las autoridades para garantizar la seguridad pública que toda nación se merece. Actualmente hay evidencias claras de la omisión de algunos gobernantes, que para no meterse en problemas prefieren “cerrar los ojos a la realidad” y dejan hacer de las suyas a los delincuentes, esto es muy grave, pero también, y más grave aún, la complicidad de las autoridades con las bandas delincuenciales, a quienes dejan hacer lo que quieran a cambio de apoyos económicos y electorales.

Como sociedad nos fuimos relajando, unos para no meterse en problemas y otros porque evidentemente admiran el poder de los delincuentes. ¿Cuántas veces hemos escuchado a familiares o vecinos festejar a todo pulmón con narco corridos? ¿Cuántas veces hemos visto llegar a las escuelas de nuestros hijos camionetas con guaruras a dejar a sus compañeros de aula sin tan solo cuestionar a los maestros?

En días pasados celebramos los desplegados de los Obispos de México respecto a los hallazgos en Jalisco, muy bien, pero ¿cuántas veces hemos conocido a Sacerdotes o Pastores o personas que socialmente muestran su cristianismo pero que conviven con extrema familiaridad con malandrines también socialmente conocidos?

¿Por qué si ya sabíamos este desastre gubernamental de la 4T que nos lleva a vivir en un país en donde el estado de derecho no existe, millones optaron por darles la continuidad en las urnas?

Es mi opinión, dejemos de estarnos solamente preguntando ¿por qué nos pasa lo que nos pasa?, pues mientras no seamos verdaderos ciudadanos y dejemos de ser habitantes, en tanto no actuemos en el ámbito de nuestra competencia, mientras no levantemos la voz señalando lo que vemos en nuestro entorno, mientras no busquemos el bien común, mientras no cambiemos la forma de gobierno, la delincuencia seguirá encontrando el espacio propicio para seguir expandiéndose.

No va a llegar una persona de fuera, no habrá un superhéroe que nos salve, no debemos estar con la esperanza de que desde el extranjero exterminen a los delincuentes, la obligación es nuestra. Seamos ciudadanos responsables y actuemos en consecuencia.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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