Con la llegada a la presidencia de Argentina de Javier Milei, el mundo de lo “políticamente correcto” ha sido sacudido. El pueblo argentino dejo de escuchar a la vieja clase política, a los medios de comunicación hegemónicos y al discurso global dominante. Ahora todos aquellos que no lo vieron venir, siguen opinando, incluso algunos de estos “líderes de opinión” hablan del potencial peligro de un personaje como el “outsider” del sur.
Los outsider de la política se gestan fuera del sistema, empiezan en las periferias de la política, no siguen el discurso dominante, dicen todo lo políticamente incorrecto, y los intelectuales de las élites políticas, primero ni les prestan atención, después se burlan de ellos y cuando estos personajes triunfan, los reanalizan y siguen opinando sin saber.
En el caso de Milei, en plena pandemia, a través de un vivo en Instagram anunció al grito de ¡Libertad! su intención de competir como candidato a diputado. Tres años después asume la presidencia de Argentina, en un meteórico ascenso que muy pocos previeron, que lo tomaron como un payaso, histriónico, pero nada serio.
Aquí algunas características de estos outsider:
No los ven venir o se ríen de ellos:
Aquí tenemos un elemento clave de los outsider, simplemente la clase política los ignora, después piensan que son un disparate. Y estos outsider siguen su marcha sin escuchar a los políticamente correctos. En esta primera etapa, los pocos líderes de opinión del sistema que perciben su irrupción, simplemente no los toman en serio. No entienden que una cosa es la opinión publicada y otra la opinión pública.
No intentan quedar bien con todos:
Otro elemento son sus fuertes convicciones que se convierten en discurso. Hablan de lo que se requiere y que es urgente. No buscan complacer a los partidos dominantes. Pueden decir cosas que nos son populares, se arriesgan, porque conocen y entienden mejor a las clases medias y bajas. El mal, en su narrativa, está con los mismos de siempre, con sus promesas de siempre, con el lenguaje de siempre.
Simplifican el mensaje:
Otro elemento es que no hablan como los analistas que aparecen en la mesa de análisis de Loret de Mola en Latinus; o como los sesudos conversadores en Tercer Grado de Televisa ¡nada que ver! Simplifican las frases, si las puede entender un niño, las puede entender todo el mundo. Usan símbolos que ya existen entre la población. Y suele suceder que, si los intelectuales políticos los critican, es señal de que avanzan entre la gente.
Tienen Prisa:
Su meteórico ascenso nace de su fuerza interior, de sus convicciones más profundas y su seguridad. Mientras el político tradicional todo calcula y no se arriesga, el outsider goza con la adrenalina, corre por su objetivo con toda su pasión. Tiene prisa, no se acopla a los tiempos políticos. Y esa pasión provoca la empatía con el hartazgo de la gente, por eso con esa velocidad conquista sus objetivos políticos.
Son Histriónicos:
Por supuesto son histriónicos al comunicarse, exageran. Usan frases para que el mundo capte el mal o el bien de manera superlativa. Usan frases como “sangre, sudor y lágrimas” o “Libertad ¡Carajo!”. Actúan, no como en una obra de teatro, actúan sobre lo que creen, siempre basados en sus profundas convicciones; si su actuación no nace de fuertes convicciones el público lo notaría, y los vería como merolicos o charlatanes.
Usan Mensajes emocionales:
Pueden hablar al corazón de la gente, antes que a la razón. Por eso el histrionismo, el simbolismo, las frases cortas. Son emocionales, porque ellos mismos no huyen de sus emociones más profundas: la alegría, la tristeza, el amor, la dignidad, la indignación… todas aquellas emociones con las que perciben los ciudadanos comunes. De hecho, la mayor parte de las decisiones humanas, más que de la cabeza, nacen de los afectos, aunque no lo sepan.
Estos son sólo unos aspectos de los outsider. No siempre en las elecciones hay outsiders, y entonces los electores votan por miedo y con miedo; y otras votan con interés ($$$). Pero cuando llega un outsider, la gente vota con el corazón.
En esta era de la hiper conexión digital mucha gente sabe, como Google, pero entiende poco sobre las necesidades más profundas del corazón humano.
Donde está tu tesoro, está tu corazón.
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