El humanismo presenta y propaga la heredad cultural. La síntesis de libertad, tolerancia, autonomía, apertura, investigación son, ciertamente, inseparables de la creencia humanista clásica.
“El humanismo no era un sistema filosófico sino un programa educativo y literario, pero al dar nueva vida a los sistemas filosóficos clásicos griegos y latinos, incorporaba importantes nociones filosóficas de orden diverso y más bien ecléctico”.
Hay que encontrar la paz y la concordia, mediante diálogo, respeto y sobre todo educación y cultura; sin esto último, no hay avance ni entendimiento. El progreso en el mundo se logra evitando el odio, rechazando el emponzoñamiento y la devastación.
No podemos interpretar la realidad, si nos obcecamos a convicciones o dogmas dónde no se transmite de forma clara el respeto al contrario.
Los radicalismos y odios se paran o mitigan con el afecto, en vez de destruir construyamos comunicación para iniciar vida. Insisto, colabora en la vida de los que te rodean y sufren, en vez de destruir o intoxicar.
La filosofía asimila con Sócrates a distinguir lo evidente e indeleble en el hombre. La mayéutica (método filosófico de investigación y enseñanza propuesto por Sócrates) fundamentaba en sacar fuera, la verdad que dormita en el interior de cada hombre.
Nuestra sociedad es digna de conmiseración, hemos perdido el rumbo y nos apartamos de lo humano para dirigirnos a lo insustancial. Deberíamos elegir formas increíbles, pero racionales, a las cosas posibles, pero no concluyentes.
Repito, la educación es la clave de nuestro progreso en esta sociedad desconcertada.
Concluyo con el comentario de un conocido que me decía: “Creo que se ha perdido y nos hacen falta humanistas, en otros siglos hicieron muy buena labor”.
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