Se cumplió el ritual en exceso, José Antonio Meade será el candidato del PRI a la Presidencia de la República. Ya dicen todos que era el indicado; en realidad lo es por inteligente, negociador y su larga data de desempeño público eficaz, incluidas claro 4 secretarías, con su retorno a Hacienda.
Fue compañero de Videgaray en el ITAM, será el primer itamita en ser presidente. Eso explica el “destape” que hizo el canciller, que sirvió de despiste efectivo para que no lo quemara la “cargada”, se viera a otros lados, y los otros prospectos priistas alentaran aún esperanzas.
Una vez más se demostró la cercanía de Videgaray con EPN, para muchos políticos era evidente, otros dudaban. Luis dio el paso de común acuerdo con Peña y cerró el paso a Osorio Chong, campeón de la inseguridad pública y el auge delicuencial, que Videgaray deseaba a como diera lugar.
Recordemos que en la etapa entrega-recepción de Calderón a Peña, Meade le abrió todo con disposición plena a su sucesor Videgaray, quien pidió a su jefe lo nombrara Canciller.
Ahí ocurrió un dato interesante: cuando EPN iba a su primera visita a Estados Unidos, Meade solicitó a Arturo Sarukán, exembajador de México en Wáshington con Calderón, que cabildeaba allá, promover que grupos prestigiados otorgaran distinciones al presidente.
Tan lo logró, que en Manhattan se le cuatrapeó el tiempo a éste, y hubo de comisionar a un subsecretario atendiera a una comisión de migrantes mexicanos, a quienes iba recibir.
Hasta para Videgaray hubo una condecoración.
En un solo día se cumplió el ritual, la liturgia que llamó EPN, quien le aceptó la renuncia y le nombró sucesor; luego los 3 sectores del tricolor lo respaldaron, empezando por la CTM, encabezada por Carlos Aceves del Olmo y su gerontocracia.
No hay comparación con los destapes que hacía Fidel Velázquez, auténticos y vigorosos, cuando el sector obrero mostraba músculo con contingentes numerosos; no remedos, como se vio ahora.
Igual puede afirmarse del sector campesino y del popular. Pero, dice el ranchero, con estas mulas tiene que andar Meade, no le darán un apoyo contundente, quizá más bien un contrapeso.
De pros y contras del precandidato se maneja que la convocatoria del CEN puso para registrar a los suspirantes priistas muchos requisitos y prácticamente ninguno al apartidista Meade; en lo que debió verse hacia donde soplaba el viento.
Se acuñó esta frase: para los otros partidos Meade es priista, para los priistas es apartidista, y concluyen que eso le restará muchos votos, desde luego de los priistas descontentos, que en apariencia se someten a la disciplina del partido, pero pueden apoyar a otros o adoptar una postura de brazos caídos.
Serán clave los pasos que dé en estos días. Apenas inicia su camino a Los Pinos, vendrán los amarres, oferta de candidaturas y otras negociaciones.
No olvidar que Peña Nieto le desbrozó la vía, como hizo en el Estado de México con su primo Alfredo del Mazo III: dividió a la oposición, lo apoyó al máximo y triunfó.
Eso ya está en marcha: al parecer Miguel Ángel Mancera cumplirá lo convenido con Peña: escindir el Frente Ciudadano (del que dice fundador y dueño), logrará una elección abierta del candidato presidencial, y él triunfará con votos priistas bajo cuerda.
El inocente Ricardo Anaya admite la posibilidad de esa elección, tras sentirse seguro ganador de la candidatura. Pero MAM ya convenció ($) a los líderes de las tribus del PRD, especialistas en comer en la mano de los poderosos, y todo indica que se fracturará el Frente: Anaya será candidato del PAN y Mancera del PRD, y ninguno dará batalla a Meade.
Peña quiere precisamente eso, ya ensayó la forma para derrotar al “mesías” de Morena, que se engalló con el destape de JAMK, y despotricó contra él con su sobada frase “es de la mafia del poder”; ni modo que sea de la suya.
Veremos si J. Antonio atrae votos panistas, como dicen; también puede ganar de apartidistas y de los candidatos independientes. Por lo pronto, Ernesto Cordero, el calderonista presidente del Senado, celebró la llegada de su otrora contemporáneo en el ITAM, su exsubsecretario en Hacienda, a quien entregó la secretaría al irse de precandidato presidencial del PAN.
Declaró que es la mejor carta que pudo escoger el PRI, y afirmó que el exsecretario de Hacienda le ganará “sin problemas” a López Obrador.
Llegará al Palacio Nacional con una campaña inteligente y bien planeada y mensajes que alienten la esperanza de los depauperados, los damnificados y los mexicanos en general, con anuncios serios de combatir la corrupción, inseguridad pública e impunidad, y si exhibe los medios para convertir a México en potencia, como dice.
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