Nadie le creyó a Miguel Ángel Mancera que cesaría en su afán de ser candidato presidencial en 2018, aunque lo declaró y reitero tras el sismo del 19 de septiembre, para dedicarse en cuerpo y alma a reconstruir la CDMX.
Como ya dijo que siempre sí va, aquello se antoja más bien un ardid que permitió a Alejandra Barrales, su súbdita, forjar el Frente Ciudadano con el PAN y Movimiento Ciudadano, para que sea su plataforma de lanzamiento; pero los líderes de tales partidos no se chuparán el dedo.
Al menos eso ocurrirá con Ricardo Anaya, del PAN, el que aportaría más votos; quizá Dante Delgado, del MC, acepte, pues él pelea sobre todo por el apoyo a Enrique Alfaro para candidato a gobernar Jalisco.
Mancera no se amilana aunque es el gobernante de la CDMX peor evaluado: el 66% de chilangos lo reprobaba y sólo el 28% lo aprobaba en julio. Y ya debe desaprobarlo mayor cantidad, pues se escondió y no atendió a los damnificados tras el sismo del 18/9.
No bastaron sus declaraciones, nunca se le vio consolar a deudos de los fallecidos ni caminar entre escombros y ayes de quienes sufrían. La publicidad no suple nunca al calor humano, y el insensible Mancera ahora quiere que la gente lo premie con sus votos.
Qué daría porque le hicieran efectivo que va (de candidato) por el Frente Ciudadano. Cree que podría lograr la gran votación que tuvo para jefe de gobierno. Pero ya enseñó el cobre: empezó por tapar el megafraude en la Línea 12 del Metro de Ebrard que lo hizo candidato, y a quien debería pedir devuelva algo de tanto que se robó, en vez pedirle al gobierno federal dinero para todo.
Eso anuncia que, de presidente, Mancera aumentaría descomunalmente la deuda pública, por ser mal recaudador. No sigue a sus antecesores que hacían descuentos a los morosos en pagar servicios y derechos al gobierno, lo que les traía muy buenos dividendos.
Prometió terminar la reconstrucción de la CDMX; pero la dejará trunca pues renunciará mediado diciembre para ser candidato presidencial del Frente. Heredará una estela de corrupción, pues de 4,000 presuntos damnificados entregó $3,000 a más de mil que eran falsos; lo que era fácil detectar con sólo exigirles constancias de su situación.
El gobierno de la urbe ha dado demasiados palos de ciego tras el desastre del sismo: están impunes los constructores culpables de que colapsaran muchos edificios, los directores de obras públicas que los autorizaron, la dueña del Colegio Rebsamen se ríe de la Procuraduría de Justicia y los trafiques de dinero y apoyos por parte de los delegados.
¿Cuántas familias, víctimas del sismo y la corrupción deja en la calle y en la miseria, y a cuántos pillos que las robaron solapa el gobierno de Mancera, el arrepentido que prometió terminar la recuperación capitalina, y ahora sale con que siempre sí quiere ser Presidente?
Y apareció el peine político: la Barrales hizo creer que el candidato presidencial del Frente sería del partido que aporte más votos (el PAN), y dio el viraje: hoy exige que se elija en consulta abierta; así su jefe Mancera sería ungido con la ayudadita del PRI que le daría votos bajo cuerda, porque le tienen miedo a Anaya.
A éste no le queda sino abandonar el Frente con los sufragios panistas, ¿quién elegiría, pues, a Mancera?
Además, los capitalinos estamos cansados de la anarquía y tardanza de las obras púbicas en toda la urbe; que sólo se ataque la polución con doble o triple “hoy no circula”; las fotomultas (inconstitucionales, según la Justicia Federal), de las mordidas de los agentes de tránsito, que se agazapan para asaltar automovilistas; de los entres de miles de vendedores ambulantes y otros, y que todo eso “vaya para arriba” a engordar el cochinito de la próxima campaña del jefe, o su bolsillo.
Estamos hartos los mexicanos de autoridades que sólo simulan que gobiernan, sin tomar en cuenta aquel apotegma de Reyes Heroles: “Es iluso esperar que los problemas se resuelvan solos, en lugar de enfrentarlos”.
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