Las Naciones más desarrolladas del mundo han entendido que la mejor manera de progresar y lograr un desarrollo humano satisfactorio es a través de la fortaleza institucional, es a través de la participación ciudadana en una vida democrática y con la separación y contrapeso de los poderes, así como el fortalecimiento de los gobiernos más cercanos a la ciudadanía, o sea los gobiernos locales, básicamente los municipales.
El desarrollo económico de un país se genera no solo por seguir una línea política económica, o sea una doctrina específica, eso ayuda, pero la realidad es que se genera porque el gobierno favorece las condiciones necesarias de promoción, de acciones legales con baja carga regulatoria, el gobierno produce confianza al inversionista y el verdadero desarrollo se presenta cuando hay inversión privada importante con respeto laboral, sin abusos y con legalidad, además del cumplimiento fiscal necesario para que el gobierno invierta en obras de beneficio colectivo, o sea toda la actividad encaminada al Bien Común.
Pero en México, a pesar de algunos esfuerzos aislados, seguimos en pañales para poder tener una ciudadanía fuerte, responsable y que haga valer sus derechos y obligaciones, seguimos teniendo una ciudadanía bajo el yugo de leyes impropias, de la impunidad, de la corrupción y de Legisladores que hacen todo menos representarnos realmente, de Legisladores que no se preocupan por el Bien Común, seguimos padeciendo políticas partidistas arcaicas, tenemos poca presencia partidista que realmente vele por la ciudadanía, lógico esas malas condiciones han generado atrasos económicos, políticos, sociales y sobre todo humanos.
Los cambios constitucionales que se han hecho en los últimos años, aparentemente, para transparentar la vida pública, para quitar poder al Ejecutivo, para generar confianza ciudadana han sido solo cambios en la letra y papel, porque la realidad sigue siendo la misma, los ciudadanos y la Nación parados, sin representación, sin fuerza y eso genera debilitamiento institucional, eso genera confusión y por ende desconfianza, lo que lleva día con día a un México atrasado y con poca representatividad.
En estos últimos días hemos sido testigos de las penosas actuaciones de los representantes populares y de los representantes ciudadanos para cuidar la legalidad y nuestras libres determinaciones en las elecciones, lo grave es que sus pésimas actuaciones y su descarada impunidad para cumplir sus obligaciones legales y éticas favorecen que la ciudadanía se vuelva más apática y que los políticos vividores del escándalo electoral sigan tomando fuerza, produciendo una violencia innecesaria para México.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es muy clara al marcar las obligaciones legislativas, es muy clara en sus artículos al mandatar responsabilidades de los Congresistas en sus atribuciones exclusivas de ratificar nombramientos o sugerir listados de personas, lástima que se les olvida que el espíritu de la ley y la razón de ser de esas facultades constitucionales hayan sido para empoderar al ciudadano y fortalecer las instituciones, se les olvida que ellos se deben al ciudadano y no al Partido que los postuló, y al Partido Político se le olvida su compromiso ciudadano y se representatividad legal.
Ejemplo clave es como está formado el Instituto Nacional Electoral (INE), que debe ser por antonomasia la segunda representación ciudadana más importante, ya que la primera es el Congreso de la Unión y los Congresos Locales, y vemos que siguen trabajando en favor de personas o Partidos, nunca estuve de acuerdo en la formación del INE y ahora el tiempo me da la razón, para combatir la corrupción y compadrazgo local, se formó un Instituto pluripotencial igual de malo. Otro ejemplo más de las fallas que estamos padeciendo lo vemos con la penosa actuación y violatoria de la ley de los senadores con el nombramiento del Fiscal Anticorrupción, esa falta a la ley por parte de los Senadores ¿Quién la castiga?
Así que las buenas intenciones de generar un poder ciudadano a través de los Legisladores se va por la borda, no hay tal poder, no hay tal representatividad y solo vemos más impunidad y atraso, pero eso sí en unos meses nos llenarán nuevamente de promesas y de compromisos de campaña para ser los dignos representantes populares.
Los Legisladores ratifican nombramientos de algunos Secretarios de Estado, de Ministros de la SCJN, del Fiscal General, de Consejeros del INE, de Comisionados del INAI, de órganos de gobierno de la Comisión Federal de Competencia Económica, del Instituto Federal de Telecomunicaciones entre otros, y estas son instituciones que deben velar por el pueblo, por evitar prácticas desleales, por favorecer la democracia participativa, la justicia, en términos generales por nosotros los ciudadanos y resulta que en la práctica solo representan intereses partidistas o particulares de los poderes en turno.
Este momento es un caos para la ciudadanía, para el Congreso y para las instituciones, ojo, no es mandar al diablo a las instituciones, es exigir que hagan su trabajo y cumplan con la ley, que cumplan la responsabilidad para la cual se les puso en ese lugar y nosotros los ciudadanos seamos el centro real de la política en México y la razón de ser de esos políticos e instituciones.
Ahora está en nuestras manos el cambiar lo malo y fortalecer lo bueno, ya nos veremos el 1° de julio en las urnas, pero antes con dignidad exigir que cumplan ya con sus obligaciones y que nos den la vida digna y tranquila que nos merecemos.
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