Los paralelismos entre los nazis y los aztecas planteados por José Antonio Sánchez, responsable de la televisión pública española (RTVE), han causado honda polémica cuando el presidente de RTVE hizo suya una cita de la antropóloga Inga Clendinnen: “Lamentar la desaparición del imperio azteca es como sentir pesar por la derrota de los nazis en la Segunda Guerra Mundial”. A esto se le sumó las afirmaciones de que España habría llevado a cabo una obra civilizadora y de evangelización digna de elogiarse en el territorio de lo que actualmente es la República Mexicana.
La polémica desatada y las críticas que numerosos académicos tanto de España como de México han realizado, dan pie a considerar varios puntos de lo que fue el mundo mesoamericano, lo que fue la presencia española en dicho mundo allá en el siglo XVI y su respectivo encuentro.
Los nazis dominaron Europa y los aztecas dominaron la región central de Mesoamérica. Los nazis exterminaron principalmente a judíos en los campos de concentración y los aztecas exigían como parte del tributo a los pueblos que ellos dominaban personas para los sacrificios humanos en honor de su dios Huitzilopochtli. Recuérdese que en el año de 1487 los aztecas llevaron una gran cantidad de sacrificios humanos en la ampliación de su templo mayor.
Dejado así el asunto, pareciera que el salvajismo azteca se asemeja al salvajismo nazi. Conclusión: es positiva la presencia española porque terminó con los sacrificios de los aztecas llevando a éstos de la barbarie a la civilización, además de que al resaltar la obra evangelizadora se da muchas veces por supuesto que la religión azteca era satánica en torno al demonio Huitzilopochtli, o bien, en una valoración menos negativa, con la obra evangelizadora se desterró la idolatría propia de los dioses falsos.
Lo descrito en el anterior párrafo constituye la apología a favor de un hispanismo que exagera la raíz española de lo mexicano en detrimento de la raíz indígena de lo mexicano.
Lo interesante aquí consiste en preguntarse si los aztecas no eran ya una civilización cuya sede era la ciudad de Tenochtitlan, ciudad lacustre que en su tipo ha sido la más grande o una de las más grandes que se hubiesen levantado en toda la historia humana.
La apologética a favor de lo hispano respondería que no, lo cual supone el cuestionamiento: ¿qué se entiende por civilización?
Independientemente de la respuesta a la anterior pregunta, es claro que toda civilización tiene sus puntos positivos y sus puntos negativos, como toda obra humana. Indudablemente que los sacrificios humanos no dejan de ser un aspecto negativo hacia dentro de una civilización. Y en este aspecto, con relación a los aztecas, hasta los apologistas de lo indígena en franca reacción en contra del hispanismo exacerbado, terminan negando la existencia de sacrificios humanos en el mundo mesoamericano. No cabe duda que los fanáticos de un extremo engendran a los fanáticos del extremo opuesto.
Pero aquí cabe la pregunta: ¿los aspectos negativos que toda civilización llega albergar dentro de sí la descalifican totalmente como civilización?
Cuando se hace énfasis en la obra civilizadora por parte de los españoles, se busca resaltar toda la cultura que se gestó en la Nueva España que los historiadores ubican cronológicamente de 1521 a 1821. La civilización novohispana es digna de varios estudios, pero el quid de la cuestión que motiva el presente escrito es preguntarse si los aztecas habían desarrollado una civilización, pues en caso negativo, entonces habría que agradecer a los españoles una gran labor cultural para civilizar, no sólo a los aztecas, sino a los indígenas sometidos a ellos, quienes habrían vivido, todos, como auténticos salvajes. Esto se comentará en la segunda parte de este artículo.
Con relación a la obra Evangelizadora que se tendría que agradecer a los españoles, es un tema que toca el aspecto religioso. Lo cual será comentado en la tercera parte, cuarta parte y quinta parte de este artículo.
CONTINUARÁ…
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