El pasado domingo 18 de febrero, en más de 120 ciudades de México y de diferentes partes del mundo en donde radican mexicanos, se llevó a cabo una tumultuosa manifestación de ideas denominada Marcha por Nuestra Democracia, en ella participamos ciudadanos libres, patriotas y demócratas que buscamos la defensa de la celebración de procesos electorales democráticos en nuestro país.
En cada una de las ciudades en donde tuvo lugar esta expresión ciudadana, los diversos oradores se distinguieron por ser ciudadanos representantes de diversos organismos de la sociedad civil, si, algunos con experiencia en la administración pública, pero con trabajo continuo desde la sociedad civil organizada.
El clamor generalizado de los asistentes versó sobre el respeto a los derechos humanos, los derechos ciudadanos y sobre todo el deseo de que la democracia electoral que tanto ha costado a nuestro país se siga perfeccionando, sin la intromisión directa o indirecta de los gobiernos.
Y esta última exigencia tiene su fundamento en la realidad que actualmente estamos viviendo en el proceso electoral 2023-2024, pues un día sí, y el otro también, desde Palacio Nacional se escucha al presidente López Obrador promocionando a sus candidatos en una forma descarada.
Todos los días desde el gobierno se viola la reglamentación electoral sin que la autoridad competente haya podido detener estos actos que desde ya ensucian el proceso y sin duda empañarán los resultados del 2 de junio.
Por eso el grito ciudadano que se debe escuchar fuerte es “La Democracia no se toca”.
¿Qué enseñanzas podemos tener de lo ocurrido el pasado domingo?
Sin duda que en este México tan dividido cada uno puede tener su propia lectura de los hechos y desde luego también reconozco el derecho que todos tenemos para expresar nuestro punto de vista.
Es mi opinión, que lo más importante que podemos aprender es que los ciudadanos somos conscientes de nuestros derechos, por ello podemos organizarnos para exigirlos.
Que la incipiente democracia de nuestro país se está viendo amenazada y que corresponde a todos quienes nos consideramos demócratas salir a defenderla.
Que los mexicanos no tenemos miedo a la reacción desde el gobierno con tal de expresar nuestras convicciones y deseos de un futuro mejor para México.
De la reacción del presidente y sus seguidores podemos concluir que las elecciones del 2 de junio en verdad están amenazadas y que no podemos descartar los conatos de violencia impulsados por un régimen que se empeña en perpetuarse a base de ataques y descalificaciones a quienes piensan diferente de ellos.
Pero también estoy cierto de que el día de las elecciones habrá un gran ejército ciudadano que protegerá la democracia y que a base de votos impondrá en las urnas a los candidatos de su preferencia y que con valentía sabrá defenderlos.
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