Nuestras felicitaciones a los promotores y participantes en Misión rescate México, es el momento de unirnos así de forma constructiva y trabajar para alcanzar frutos que palíen el nada alagüeño futuro que se avecina.
La “nueva normalidad” se ha convertido ya en una expresión común para prepararnos a vivir en unas condiciones que podrían ser aceptadas como “normales” o “usuales” pero que no serán las mismas en que la sociedad se desempeñaba antes de la epidemia.
Una serie de prácticas precautorias tendientes a impedir o al menos a dificultar una nueva propagación del virus COVID-19, parecen sensatas: evitar aglomeraciones, guardar distancias, etc. Este virus causa una enfermedad que era desconocida hasta su expansiva propagación con desagradables consecuencias, miles de muertos y parálisis laboral. Bien, es necesario protegerse.
Al mismo tiempo que debemos pensar en esos cuidados sanitarios debemos pensar también, en las nuevas condiciones económicas, la parálisis laboral amenaza con una fuerte pérdida de puestos de trabajo, cierre de empresas micro y pequeñas que son las más expuestas a los problemas de flujo, y con esto aumentar de manera dramática el número de familias en condiciones no sólo de pobreza, incluso de miseria.
La salida para estas personas no será sencilla, fuerte competencia por los pocos puestos de trabajo que se vayan abriendo, economía informal en condiciones bastante adversas, ¿con qué “capital” empezar y desgraciadamente actividades ilegales? Esto crea un clima social nada agradable.
Esta situación es un reto que rebasa a cualquier gobierno que si bien debe hacer su parte, no tendrá capacidad para solventar estas circunstancias, esto se puede comparar y supera a un terremoto o un ciclón causa daño físico y si no se tiene una actitud valiente, causa también daño moral. Por ello es indispensable la acción de la sociedad civil, particularmente en términos de liderazgo, de conducción de voluntad de trabajo y de reconstrucción de México.
La “nueva normalidad” en esta complejidad seguramente nos afectará de manera sensible la conducta ¿Qué novedades nos traerá en el comportamiento social?, ¿qué tan importante será su afectación a nuestra cultura o ésta no cambiará?
Estas respuestas no serán uniformes, están condicionadas por el uso, el aprovechamiento que de este tiempo se haya hecho ya sea respetando el confinamiento o no.
Las alternativas son varias, desde las personas que no creen aún en la veracidad de la epidemia y el riesgo de contagio, que no están respetando el confinamiento hasta aquellas que con toda seriedad se han recluido y evitado las posibilidades de propagación.
Estas últimas también han ocupado su tiempo en un amplio abanico de actividades y actitudes, nuevamente, desde sentirse controlados y terminar por perder los estribos violentando a sus familiares y compañeros de encierro o aceptar la realidad del riesgo y hacer consciencia de que recluirse es protegerse, distraerse con películas, juegos de mesa o mejor aún practicar el ejercicio que en condiciones de confinamiento puede hacerse o leer y estudiar.
Estas actitudes las podemos comparar con las semillas que se utilizan para sembrar un campo, la calidad de la semilla determina la calidad de lo que cosecharemos. De nosotros dependen los frutos. Así de diferentes serán nuestras actitudes al incorporarnos a la “nueva normalidad”.
Afortunadamente, en medio del aislamiento en las redes sociales han aparecido personas que representan nuevos liderazgos, liderazgos que remotamente hubieran surgido de no presentarse las condiciones irregulares que estamos viviendo. Los americanos tienen el refrán que cada vez se conoce más en nuestro país; “si la vida te da limones, haz limonada”.
Sinceramente deseamos que los liderazgos más sanos, aquellos que trabajan por propuestas positivas, propuestas que promueven la unidad entre los mexicanos y delinean nuevas rutas hacia el bien común prevalezcan sobre los que ahondan las divisiones o plantean metas fuera de la realidad.
Nuestras felicitaciones a los promotores y participantes en Misión rescate México, es el momento de unirnos así de forma constructiva y trabajar para alcanzar frutos que palien el nada halagüeño futuro que se avecina.
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