Carlo Cipolla, historiador económico italiano, creó la Teoría de la estupidez en 1988, expresada en un panfleto titulado Allegro ma non troppo. Este señor decía: “Una persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que puede existir” “Los estúpidos perjudican a los demás y a sí mismos”.
¿Dónde están los políticos e intelectuales “con agallas” para cambiar este modelo social tan aciago que favorece a los vagos e indecentes y no valora el esfuerzo y la honradez? Hay que reducir el Estado y acabar con todos los enchufismos partidistas sea del color que sea, eliminando cargos públicos innecesarios, manteniendo los necesarios y los eficaces.
Por otro lado, y cómo docente, se me parte el alma y se me cae la cara de vergüenza al ver a diario, como se nos marchan cientos de jóvenes, extraordinariamente preparados para desempeñar puestos fundamentales para nuestro desarrollo industrial y científico en España. Señores, ¿por qué no invertimos y apoyamos a esta mano de obra excepcional, que están aportando riqueza a otros países de nuestro entorno y que ha sido formada con nuestros impuestos?
En mi ambiente conozco a mucha gente joven, ingenieros, científicos multidisciplinares preparados, que se marchan de España, ante la imposibilidad de subsistir cobrando menos de 1000 euros o por la falta de trabajo. Estos chavales, trabajadores, responsables y con ganas de avanzar, son contratados en proyectos internacionales en otros países (Alemania, Francia, Inglaterra, Estados Unidos etc.). Es de torpeza supina, que no se piense en los beneficios a largo plazo que obtendríamos para nuestro país teniendo este tesoro. Insisto, la inversión en ciencia y tecnología es fundamental (los mejores talentos desarrollan los mejores productos).
Leyendo, hace unos días a un científico español, Eduardo Punset, respondiendo a unas preguntas que le hacían, contestaba de forma clara y contundente.
¿Cuál era la principal demanda en nuestra sociedad actual?
“El adelgazamiento del Estado” “Esta va a ser la reivindicación que va a estar más activa en los próximos años”
¿Dónde reside el futuro económico de nuestro país?
“En el aprovechamiento mutuo de dos sectores, el tecnológico y el industrial” “apostar solo por el turismo o la agricultura, no es lo más inteligente”.
El Estado está prácticamente hipotecado, excesiva deuda y frágil situación fiscal, lo que debemos es superior a lo que tenemos, no podemos vivir de fiado, tenemos que generar más ingresos y quitar gastos superfluos. Subir impuestos y empobrecer el sector privado, ha hecho que vaya desapareciendo poco a poco la pequeña y mediana empresa que a tantas familias da de comer.
No podemos mantener tantos cargos públicos, hay que fiscalizar las actuaciones en materia económica (Ley de Transparencia) y justificar en cualquier institución, el último céntimo de lo gastado. Lo que es inaceptable e injusto que siempre pagamos los mismos, mientras, los ladrones, corruptos y estafadores, se van “de rositas” o están una temporada corta en la cárcel.
Hemos consentido que nuestra Sanidad (de las mejores del mundo) y nuestro sistema de pensiones se vayan poco a poco al garete. Si tuviéramos todo el dinero que han estafado durante estos años los problemas, se habrían acabado. Estos individuos que no han devuelto ese dinero a las arcas del Estado, deben devolverlo hasta el último céntimo y con intereses, de lo contrario permanecerán en la cárcel por los siglos de los siglos. La independencia y la ejemplaridad de la justicia, con la transformación de la misma, mediante el aumento de jueces, mejores formados, dándoles más medios y agilizando de forma eficaz los juicios y sentencias; acabarían radicalmente con todos estos atropellos.
La autofinanciación de partidos políticos y sindicatos, la bajada de sueldos y control de los mismos suprimiendo pagas vitalicias y privilegios a los políticos (Estado, Autonomías, Ayuntamientos y Diputaciones), sería una actuación verdaderamente encomiable y coherente. Todo este despilfarro innecesario, nos serviría para invertir en puestos de trabajo y dar de comer a muchas familias.
Los españoles merecemos todo el respeto y toda la transparencia de nuestras instituciones y representantes políticos. No debe haber ninguna distinción ni privilegio, ningún aforamiento, todos somos iguales ante la ley, sin distinciones. El que practique el latrocinio o no desempeñe bien su cargo debe ser responsable de sus actos. Si nuestros gobernantes no dan ejemplo de austeridad y honradez no pueden exigir a la población medidas rigurosas, aunque sean necesarias.
Recuerdo, que actualmente tenemos en España los más altos niveles de desigualdad, pobreza y exclusión social de Europa, el 13,1 % de los trabajadores, están en riesgo de pobreza.
Decía el filósofo Agustín de Hipona (354-430) dirigida a los gobiernos que no siguen la ley natural. “Si la justicia es el fundamento del Estado, habrá que admitir que, donde no hay justicia, el Estado se convierte en una simple, aunque gigantesca cuadrilla de bandoleros”.
¿Ha ocurrido y está ocurriendo esto en España? Pues ya es hora de acabar con tantos mangantes, miserables, estúpidos, y pergeñar nuestro Estado.
En la opinión pública, en los foros y en los círculos amistosos de nuestro país hay muchísimo malestar. Indudablemente, ha habido una disgregación entre la sociedad política y la sociedad civil, esto conlleva a la desazón social que inunda toda la geografía hispana. Hay que terminar con estas inveteradas costumbres y abrir aires nuevos dónde aparezca una justicia real, sin dependencias políticas; de este modo la Justicia será el fundamento del Estado.
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