Apego a la verdad, la verdad al decir, la verdad al hacer. La gente está ansiosa de autenticidad en los oradores. Por eso entendemos a la oratoria como expresión de honestidad. Si no hay autenticidad, si no hay honestidad en los oradores, no hay nada en los discursos, son palabras huecas, sin mensaje, son farsa.
Esto lo expresé en la clausura de la 36 edición del Curso de Oratoria como Fundamento de la Argumentación Jurídica, en el aula magna Jacinto Pallares de la Facultad de Derecho de la UNAM, el sábado anterior. Con la representación del director Raúl Contreras Bustamante, asistió el maestro Fausto Razo Vázquez, jefe de la División de Universidad Abierta.
Los alumnos inscritos fueron de varias facultades y escuelas de la UNAM y de otras instituciones de educación superior públicas y privadas. El curso constó de 9 sesiones, los sábados a las 7:00 de la mañana, del 26 de agosto al 4 de noviembre. Los jóvenes se comportaron como verdaderos universitarios, por su puntualidad y atención durante las clases.
En el curso se explicó a los alumnos que el orador tiene tres elementos para expresarse ante el público: la Filosofía, la Poesía y el Arte Dramático. En la Filosofía, porque el discurso va al entendimiento, a la comprensión; el discurso propone, no impone. En la Poesía, porque tiene que ver con la exposición agradable, con la belleza de las metáforas, de las fábulas, de los ejemplos. En el Arte Dramático, porque interviene la expresión de los ojos, de las manos, de la boca, del gesto, de toda la actitud corporal.
Se dieron a los jóvenes las claves fundamentales de la oratoria, los llamados tips esenciales. Recomendaciones que caben en todo tipo de discurso, el académico, el jurídico, el militar, el religioso, el político, etcétera. Entendemos a la oratoria como el arte de expresar las ideas por medio de la palabra.
Algo en lo que se insistió en las nueve clases, fue en la necesidad de la práctica de la oratoria. Se dijo a los alumnos que si a nadar se aprende nadando, en la oratoria se aprende a hablar hablando.
Es necesario aprovechar cuanta oportunidad haya para practicar y para tratar de mejorar, de superarse en la expresión verbal ante los amigos, los compañeros, los vecinos. Es un imperativo ser perseverantes en este empeño. Existe el convencimiento de que con perseverancia la gota de agua taladra la roca.
redaccion@yoinfluyo.com
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com