Depende de nosotros salir al mundo y tocar corazones. Los jóvenes somos el 31.4% de la población mexicana, pero somos el 100% del futuro. El cambio empieza con uno mismo. El cambio empieza con nuestro sí. El cambio se da con acciones.
Esa misma noche, Julián, uno de los miembros mexicanos de BeHuman, decidió hablar con los delegados de México: María Marcela Eternod y Bruno Ríos. “Cuando llegué, tenía un poco de miedo de hablar con los delegados de mí país …”, nos contaba Julián tras este encuentro. Nos mencionó que con su actitud no lo hicieron sentirse escuchado. Él se presentó y les expresó su opinión: les dijo que no estaba conforme con su trabajo, ya que, y lo cito, “México defiende la vida y la familia porque México es vida y familia, y si le quitas eso a México, destruyes a México”. Los delegados mexicanos nos representan, y posterior a haber hablado con ellos, Julián no se sintió escuchado. No solo no se sintió escuchado sino que sintió que ellos no le dieron importancia a lo que les quiso decir. Esa noche no solo dejaron de escuchar a Julián, sino a nosotros los jóvenes, que somos el futuro de México.
Efectivamente, no fuimos escuchados. Durante las negociaciones, el viernes 22 de marzo, México aceptó el documento propuesto por las Naciones Unidas, el cual incluye términos como Derechos Sexuales y Reproductivos y Educación Sexual Integral. No se dejen engañar por cómo suenan estos términos, ya que lo que realmente proponen es el aborto como un derecho humano y la “educación sexual” a los niños desde una temprana edad, enseñándoles que el género es una construcción social e informarles sobre las “familias no tradicionales”. ¿Es esto lo que queremos para el futuro de México? Nosotros los jóvenes de BeHuman no queremos eso, y sin embargo, no fuimos escuchados por nuestros propios delegados.
Después de esta semana y las experiencias que hemos vivido, nos hemos dado cuenta que estamos viviendo en una sociedad dolida, lastimada, con un gran vacío emocional. La dignidad humana se ha visto reducida, y se trata de reducir más y más. Las mismas delegadas de algunos países africanos, como la de Kenia, nos ha contado como no tienen servicios básicos de salud, les falta comida, educación, infraestructura. Y ¿qué hacen los demás países, la ONU y el mundo para lidiar con esto?
Crean propuestas como mandarles anticonceptivos, el aborto, la eutanasia, los “cambios” de género; dicen buscar el progreso pero lo único que han hecho es llevarnos al retroceso, a la degradación humana. Y no nos tenemos que ir al otro lado del mundo para ver esto: en México existe una gran pobreza. Muchísimos mexicanos sufren los problemas que sufren en Kenia. Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), 53.4 millones de mexicanos viven en pobreza, es decir, un 43.6% de la población; 9.4 millones viven en pobreza extrema, es decir, 7.6% de la población. En México tenemos problemas muy serios que solucionar y las mismas propuestas se nos han dado; propuestas que no solucionan el problema de fondo.
Quizá varios piensen que lo que hemos hecho esa semana en la sede de la ONU ha sido en vano, ya que tan sólo somos jóvenes. Sí, “tan sólo somos jóvenes” …, y por ser jóvenes debemos involucrarnos en temas como estos. Por ser jóvenes debemos interesarnos en lo que va a pasar con nuestro futuro. Por ser jóvenes depende de nosotros hacer el cambio que queremos. Porque lo que pase en unos años, lo que venga en el futuro, no le va a tocar a las generaciones de nuestros abuelos, no le va a tocar a las generaciones de nuestros papás. Lo que venga en el futuro nos va a tocar a nosotros los jóvenes, le va a tocar a nuestros hijos, y a las generaciones que nos siguen. De nosotros los jóvenes depende que este futuro sea uno en el que podamos vivir en paz, en armonía, donde la dignidad humana sea respetada y cuidada. A nosotros los jóvenes nos toca cambiar el mundo. Sonará como algo muy idealista y quizá lo es, porque yo, José Antonio, no voy a cambiar al mundo solo; ninguno de nosotros va a cambiarlo, sino que vamos a cambiar a una, dos, tres, o hasta más personas, y esas personas a su vez, cambiarán a otras. De lo que se trata es que cada quien ponga su granito de arena. Es sorprendente el impacto que puede uno de nosotros, como jóvenes, tener en una persona con un simple comentario, una conversación, una pequeña acción. Es increíble el cambio que podemos desencadenar en el mundo por haber tocado el corazón de la delegada de Nigeria, Dayo Benjamins-Laniyi, por ejemplo. Sabiendo eso, depende de nosotros que usemos esta experiencia como una herramienta. Depende de nosotros salir al mundo y tocar corazones. Los jóvenes somos el 31.4% de la población mexicana, pero somos el 100% del futuro. El cambio empieza con uno mismo. El cambio empieza con nuestro sí. El cambio se da con acciones…
…el cambio de nuestro mundo se empieza así.
Escrito en colaboración con Eugenio Gómez Guerra, Daniela Macías Sánchez, María José Rodríguez Valenzuela, Natalia Martínez-Acitores Ibáñez de Aldecoa, Cristina Poignon Olarra, Santiago Loza Vega, Julián Galicia Presuel y Diego Martínez Rangel.
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