Ricardo Anaya y su equipo quieren quedarse con el control absoluto del PAN y para ello han optado por negociar con López Obrador su apoyo a cambio de impunidad.
Más allá del “riqui, riquín, canallín” con que López Obrador se burló de Ricardo Anaya en el tercer debate y aunque éste no aceptó reunirse con él después del 1 de julio, ya desayunó en secreto en casa de Amlo, le prometió que el PAN no lo atacará y para ello pondrá al frente del partido a Marko Cortés.
Por eso el CEN albiazul hace lo imposible por imponer en el liderazgo al zamorano, quien con máscara de antianayista e independiente invita a los panistas a sacudirse el yugo de Ricardo para unirlos al del tabasqueño, sin que se enteren; lo que es copia de la mascarada democrática de la cuarta transformación.
Marko tiene el respaldo descarado de la dirigencia que encabeza Torres Cofiño, dirigentes estatales y municipales y empleados del partido le hacen su campaña en todo el país, y la Comisión Nacional de Elecciones rechaza cualquier queja en su contra, para cumplir lo que el Peje le ordenó a Anaya.
Por eso, la comisión rechazó usar el voto electrónico de acuerdo con el INE, en el que el PAN gastó 12 millones de pesos, según denunció Ernesto Ruffo, comisionado para depurar el padrón panista, quien mejor renunció al CEN e impulsa la candidatura de Manuel Gómez Morín contra Marko.
Cecilia Romero, presidenta de la comisión, no admite que los panistas empleen el voto electrónico, por secreto y para que haya forma de comprobar que sufragaron por el “candidato oficial”.
Tampoco aceptará la demanda de muchos panistas de celebrar otro debate entre Gómez Morín y Cortés, pues la mafia anayista no expondrá a su “gallo” a que Manuel le restriegue las pillerías que día a día se le descubren.
Como que Marko no rindió cuentas del dinero que manejó como líder de la bancada de AN en la Cámara de Diputados, sus maniobras de precandidato a gobernador de Michoacán, y que con su hermano David Alejandro, diputado local, y con el presidente estatal del PAN, Manuel Hinojosa Pérez organizó una pandilla para recibir dinero a cambio de huesos políticos y concesiones de obras.
No extraña, pues, que tenga una finca aguacatera por Uruapan y quién sabe cuántas cosas más.
Juan José Rodríguez Prats, delegado del CEN en Michoacán, le reprochó haber aceptado 70 millones de un empresario en 2011, y Marko cínicamente le respondió: “¿Qué tiene de malo?, si todos lo hacen”.
Juan José lo denunció en reunión del CEN que presidió Gustavo Madero; éste ni caso le hizo, pero ahora el chihuahuense está arrepentido porque Anaya también lo traicionó.
El nieto del fundador de Acción Nacional persiste en su lucha por democratizar al partido, para liberarlo de quienes lo convirtieron en coto para sus negocios e intereses turbios; por eso seguirá propalando los valores humanistas y promoviendo el bien común.
No parece sino que los panistas amafiados con Amlo, también lo imitan en mandar al diablo las instituciones; lo que el tabasqueño reafirmó al cancelar NAIM e, inexplicablemente, Peña Nieto se lo permitió, pese a que aún es el presidente y NAIM fue su proyecto emblemático.
¿Prosperará el amparo contra ese atropello de Obrador, o el Poder Judicial también se le rendirá?
Parecería que Andrés tiene amarrado por algo a Peña, que el famoso acuerdo para heredarle la Presidencia llega más allá y EPN tiene una gran cola que pueden pisarle, como dice el pueblo.
Por algo el de Atlacomulco solicitó a la Suprema Corte lo ampare ante la imputación del gobierno de Chihuahua, que lo culpó de encubrir al exgobernador César Duarte y al secretario general adjunto del CEN del PRI, Alejandro Gutiérrez, por desviar 260 millones del erario a campañas del PRI, cuando Beltrones era el líder tricolor.
Para su fortuna el dictamen corrió a cargo del ministro Eduardo Medina Mora, su gran amigo y excolaborador, quien fue director del Cisen y secretario de Seguridad Pública con Fox; titular de la PGR y embajador en el Reino Unido con Calderón y en Washington con Peña, quien lo promovió a la Suprema Corte. Así le volvió el color de la cara a EPN, aunque quizá por poco tiempo, pues en su gobierno derrochó corrupción, impunidad y otras lacras, por las que tarde o temprano caerá en manos de la justicia.
Junto con sus socios los pillos exmandatarios de Chihuahua, Veracruz y Quintana Roo y Rosario Robles, jefa de la “Estafa Maestra”, y otros que aún andan sueltos, incluidos cercanos a Obrador.
¿Será cierto que la PGR emitirá pronto orden de aprehensión contra Anaya por el cargo de lavado de dinero que le lanzó el PRI en la campaña presidencial? ¿Por eso aceptó la invitación a desayunar con Amlo? ¿Marko temerá también que le caiga la justicia por sus trampas y tropelías?
Señalo todo esto no para encender más la polarización en que vivimos, y Amlo y sus legisladores alientan al rechazar las iniciativas de ley de los otros partidos y les restringen su tiempo en tribuna, validos de que Morena es una aplanadora.
Si tal es la democracia de la IV Transformación, que mejor se la guarden; no vaya a ser que a Amlo se le ocurra organizar una consulta popular para reelegirse; recodemos que como jefe de gobierno del DF dijo que 6 años eran muy pocos para cumplir un plan de gobierno.
Empero, los mexicanos necesitamos libertad de pensamiento, de expresión y de acción, y no que pretendan aherrojarnos autoritariamente .
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