Las personas que padecen pérdida de audición, sordera llamada hipoacusia se pueden dividir en congénitas y adquiridas.
Causas congénitas. Pueden determinar la pérdida de audición en el momento del nacimiento o poco después. La pérdida de audición puede ser por factores hereditarios y no hereditarios, o por complicaciones durante el embarazo y el parto.
Causas adquiridas. Pueden provocar la pérdida de audición y puede ser profunda, moderada, severa, a cualquier edad.
• Algunas enfermedades infecciosas como la meningitis, el sarampión.
• La infección crónica del oído.
Las personas con esta pérdida de audición pueden acceder a una tecnología para poder oír, colocando un implante coclear (prótesis auditiva); esto es un dispositivo electrónico que se implanta quirúrgicamente dentro de la cóclea del oído interno que transforma las señales acústicas en señales eléctricas que estimulan al nervio auditivo para proporcionar señales sonoras al cerebro a lo que llamamos escucha.
Hay muchos tipos diferentes de implantes cocleares. Sin embargo, en su mayoría, constan de varias partes similares.
• Una parte del dispositivo se implanta quirúrgicamente dentro del hueso que rodea el oído (hueso temporal). Consta de un estimulador-receptor, el cual acepta, decodifica y luego envía una señal eléctrica al cerebro.
• La segunda parte del implante coclear es un dispositivo externo. Este está formado por un micrófono/receptor, un procesador de lenguaje y una antena. Esta parte del dispositivo recibe el sonido, lo convierte en una señal eléctrica y lo envía a la parte interna del implante coclear.
Esto es lo maravilloso de la ciencia para que las personas que tienen esta discapacidad puedan escuchar y comunicarse.
Lo maravilloso de esta tecnología es que debe ser trabajando en conjunto con los padres de los niños o acompañantes, y que hacen; una pequeña historia a continuación.
Mi nombre es Tere y soy mamá de dos niñas pequeñas: Tere de 10 años, y Paola 8 años. Paola nació con hipoacusia bilateral profunda, mejor conocida como sordera.
Cuando nos volvemos padres y nuestros hijos comienzan a crecer, uno de los principales retos a los que nos enfrentamos es el encontrar ‘la mejor escuela’, o lo que nosotros consideramos así sin saber exactamente qué significa. Y nos preguntamos si ‘la mejor’ es aquella en donde al cursar el primer año de kínder nuestros hijos salgan prácticamente leyendo, o la que promete estimulación sensorial, o incluso aquella que promete darles extensas horas de otro idioma…
Ha sido una labor titánica porque algo tan diferente y hermoso rompe con muchos esquemas que tenemos arraigados. Como mamá y como persona he ido evolucionando también yo, confieso que nos ha costado trabajo entender y seguir ciertos modelos y enseñanzas nuevas.
La mejor escuela será sin duda la del hogar que se encuentra con valores y afectos en donde todos crecen.
Esta inclusión sin duda surte efectos positivos en primer lugar a la persona que utiliza el implante coclear y a los miembros de la familia.
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