En política no hay sorpresas, hay sorprendidos. Los resultados de las elecciones que le dan un amplio triunfo a Claudia Sheinbaum, como presidenta de México, ya se veían venir, ahí estaban frente a nosotros. Las tendencias de las distintas casas encuestadoras que se presentaron a lo largo de las campañas presidenciales, marcaban el punto, solo la firma Massive Caller ilusionaba a los que querían ser ilusionados.
Varios líderes del círculo rojo opositor y muchos seguidores que se alimentaban de la opinión publicada se negaban a ver. Desde el arranque del proceso esta élite opositora, educada y con cierto poder, estaba mirándose así misma, construyendo un espejismo mediático, que creían que avanzaba, aunque los indicadores apuntaban en otra dirección.
Cuando nuestra idea no tiene nada que ver con la realidad, surge la crisis. Y ahora la oposición en México está en crisis. Las razones son muchas, pero la elección de este 2 de junio nos da ya un primer acercamiento a la radiografía de este fenómeno del auto engaño.
Primero, no importan los títulos ni ciertas capacidades o recursos: tenemos ojos y no vemos, oídos y no escuchamos. La oposición no quiso ver que su candidata y su estrategia simplemente no avanzaban, empezaron aglutinando entre 26 y 30 puntos del electorado, y así siguieron todo el proceso, y lo peor, sin escuchar las advertencias.
Segundo, puedes ganar el espacio en las redes sociales, pero eso no da el triunfo. La guerra online, debe aterrizar en la guerra Off line. Por ejemplo, la campaña opositora ganó hace tiempo el territorio de la red X, antes Twitter, por su capacidad de acceder a esa tecnología y mantenerse conectados, pero encerrados en ese mundo, se mantuvieron en ese espejo viéndose a sí mismos y descalificando a los que veían otra cosa. Ahora la realidad los ha despertado, eso espero.
Tercero. ¡Son los independientes! En este espacio siempre advertimos que había un indicador que nos alertaba de que la candidata Xóchitl Gálvez no llegaba a los votantes independientes, ni a los switcher. Su discurso de crítica, ataque y ocurrencias era aplaudido entre sus seguidores que están muy enojados con el presidente, pero eso no alcanza para captar a los mexicanos independientes.
Cuarto. Más que las tendencias de quien ganaría, otro indicador importante que no estaban viendo es la medición de las opiniones negativas. La candidata opositora concentraba más opiniones negativas que positivas, en prácticamente todos los estudios de opinión que hicieron esta pregunta. Este indicador es uno de los más importantes porque la principal razón por la que gente vota es: si te cae bien o te cae mal el candidato o candidata. Eso se pudo resolver con buenos grupos de enfoque y el trabajo personal con la candidata.
Quinto. Ver casillas llenas y largas colas en las ciudades, amplificadas por los medios de comunicación, generó otro espejismo, creer que México estaba votando en gran cantidad y que cuando eso sucede gana la oposición. Es verdad sí, siempre y cuando haya un candidato outsider, y Xóchitl no lo era: pero incluso la participación en esta elección será menor en porcentaje que hubo hace seis años.
Pero hay políticos que si estaban viendo la realidad y aseguraron sus posiciones en el senado y en el congreso, son los dirigentes partidistas a los que en cada elección se les reduce más su cobijita, por cuidar su pequeño espacio, están hundiendo a sus marcas partidistas.
Al principio de la elección comentamos que una cosa es la opinión pública y otra la opinión publicada; normalmente la opinión experta de los intelectuales y los lideres de la opinión publicada, están muy lejos del sentir de la gente común, esos opinadores al estilo mesa de análisis de Loret y de televisa. Como en el Titanic, este círculo rojo se negó a ver las señales de alerta.
“Tienen ojos y no ven, oídos y no oyen”
Marcos 8:18
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