Los ciudadanos quieren un PAN auténtico.
Ante el rechazo brutal de los mexicanos en la reciente lisa presidencial, el PAN debe efectuar una autocrítica severa, recuperar su unidad, valores, principios y su dinámica interna para proyectarse a futuro, antes de elegir al nuevo Presidente Nacional y a su Comité Ejecutivo, para presentar una oposición firme e inteligente a López Obrador.
Damián Zepeda, sustituto de Ricardo Anaya en la presidencia, esbozó en la reciente reunión del Consejo Nacional una autocrítica sesgada: dijo que la traición de panistas hundió al partido, pero quedó en segundo lugar; más no aclaró que a más de 30 puntos de AMLO y, lo más grave, perdió su identidad y obtuvo sumas ridículas de diputados federales, senadores y ayuntamientos y sólo la gubernatura de Yucatán.
El PAN no puede seguir bajo la férula del grupo que le impuso, contra estatutos, un abanderado presidencial que lo llevó al peor descalabro comicial en los últimos 25 años, porque se alió con el PRD y Movimiento Ciudadano, les entregó candidaturas a senadores, diputados y más cargos en los estados, sobre los panistas, con la promesa de que sufragarían en su favor y no cumplieron.
Caso inusitado: Anaya hizo a Miguel Ángel Mancera, exjefe de gobierno de la CDMX, senador plurinominal panista, y hoy lidera la fracción del PRD en la Cámara Alta, sin ser tampoco miembro del Sol Azteca.
Por eso el Consejo de Plumas Azules del PAN demanda hacer una auditoría de la revisión del padrón de socios, para que se haga según las normas del INE, garantice la imparcialidad en la próxima elección interna y se rechace a anayistas, calderonistas y demás “istas”, que dividen al partido.
Plumas Azules dialogará con Cecilia Romero, electa presidenta de la Comisión Nacional de Elecciones y con quien sea necesario, a fin de evitar se vuelva a escoger a dirigentes logreros y vividores que sólo buscan encaramarse en el poder para colocar a sus congéneres y repartirse con ellos dinero y cargos directivos.
Prueba de ello es que Damián Zepeda dejará de sustituto en la presidencia a Marcelo Torres Cofiño, actual secretario general, para ser senador plurinominal, con el compromiso de que lo nombre líder de su fracción; lo mismo espera el controvertido Jorge Romero Herrera, en la Cámara de Diputados.
Plumas Azules cuidará así mismo que en adelante no se cuelen tránsfugas de otros partidos, que aporten sus sufragios a camarillas que les devuelven el favor con huesos y efectivo.
Porque, ante el rechazo de millones de mexicanos, el PAN no debe ser insensible y sí volver a su congruencia característica para estar en aptitud de combatir legítimamente el lucro con el dolor de los marginados y los abusos de poder.
Como es difícil que los responsables de la debacle asuman su responsabilidad, hay que hacerlos de lado para evitar otra catástrofe y facilitar la reconstrucción partidista. Sólo así podrá sobrevivir Acción Nacional e inyectar democracia y principios a la política nacional, sobre las conveniencias.
Ni Marko Cortés Mendoza ni Roberto Gil Zuarth ni ningún otro embozado merecen ser apoyados para el liderato nacional, pues representan a anayistas y calderonistas y persistiría la desunión que hundió al partido fundado por Gómez Morín, González Luna y otros mexicanos distinguidos.
Tampoco Rafael Moreno Valle, quien ni panista es, fue candidato a gobernador de Puebla por concesión de Felipe Calderón a Elba Esther Gordillo, a quien le sigue fiel; forjó un cacicazgo e impuso de sucesores a Antonio Gali, mandatario actual, y a su esposa Martha Erika Alonso
Los ciudadanos quieren un PAN auténtico; por eso reprobó las negociaciones cupulares, el pago de favores, el impulso a gente desprestigiada, frívola e insensible ante el dolor nacional y rechaza clanes y tribus, que sólo persiguen sus intereses.
Por fortuna entre los 11 aspirantes al liderazgo nacional hay buenos e independientes.
Ya que no puede ser autocomplaciente ni ligero en su reflexión post-electoral, tendrá que dar un viraje de timón y retomar su tradición de debatir libremente y su cultura doctrinaria y programática, luchar por la democracia, el bien común, la dignidad de la persona humana y los principios de solidaridad y subsidiaridad, que lo han distinguido.
Hay un mensaje ciudadano claro para el PAN redivivo: combatir la corrupción, la impunidad y el lucro con el dolor de mexicanos marginados, si quiere lograr ”una patria ordenada y generosa y una vida mejor y más digna para todos” para cumplir el lema que le dieron sus creadores.
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