López Obrador incorporó a su proyecto de nación 2018-2024 a personajes que hacen creer que magnates se inclinan en su favor.
Están, por ejemplo:
Esteban Moctezuma, presidente de la Fundación Azteca. Es gente de Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca y muchos otros negocios, por lo que figura entre los grandes millonarios del país.
Marcos Fastlicht, gran empresario y filántropo. Es suegro de Emilio Azcárraga Jean, el mero, mero de Televisa, quien casó con Sharon Fastlicht. Aquél figuró en los sexenios de Fox y Calderón.
Miguel Torruco Marqués fue cesado de secretario de Turismo de la CDMX por Miguel Mancera al saber que se había adherido a la campaña de López Obrador. Torruco es consuegro del hombre más rico de México, Calos Slim, pues su hija María Elena casó con Carlos Slim Domit.
Pregunta obligada: ¿Estos adherentes dieron el paso por decisión propia o aconsejados por su jefe (en el caso de Esteban, ex secretario de Gobernación de Ernesto Zedillo) y sus parientes políticos, en los otros dos?
Recordemos que cuando fue jefe de gobierno del DF López Obrador nombró a Carlos Slim presidente honorario del Plan de Desarrollo del Centro Histórico. Se hicieron muy amigos y el jefe del Grupo Carso adquirió una serie de inmuebles en la zona, incluida parte de la Torre Latinoamericana.
El hecho es que el Peje pesca personajes para su abierta campaña rumbo al 2018, pues las autoridades electorales se hacen, como siempre con él, de la vista gorda.
Recorre el Estado de México del brazo de su candidata a gobernadora, Delfina Gómez Álvarez, que presume empate técnico en las encuestas con Del Mazo, del PRI, y Josefina Vázquez Mota, la posible abanderada del PAN, tras la gubernatura del terruño de Enrique Peña Nieto.
Andrés Manuel atrae porque encabeza los sondeos para la elección presidencial del 2018, seguido por Margarita Zavala y por Osorio Chong, del PRI, rezagado en tercer lugar.
No es preocupante que López Obrador vaya a la cabeza, porque es el único candidato presidencial abierto y lleva 16 años en campaña, mientras los otros no pasan de prospectos probables.
Trump la trae contra México
Ojalá el gobierno se convenza ya de que Trump la trae con México y es imposible bajarlo de su macho. Se vio al recibir en la Oficina Oval al premier de Canadá Justin Trudeau, reafirmó lazos diplomáticos y económicos de EU, y dijo que el problema está en la frontera sur, o sea con México.
La tibieza y debilidad con que actúa Peña Nieto contra el racista no logrará nada. Desde su campaña puso la humillación a los mexicanos como eje de su proceder y diario nos ofende de maneras diversas.
El fin de semana desató redadas en 6 estados, burló las “ciudades santuario”, allanó casas y trabajos, expulsó a más de 680 de 12 estados (la meta es deportar 11 millones de mexicanos), salió con que el 75% son criminales, y ni le preocupó demostrarlo, porque es simple ocurrencia suya. Incluso la comunidad judía de NY protestó contra la política migratoria del xenófobo.
Muchos de los deportados andan aquí en México sin dinero ni para comer, y ni quien les tire un lazo, ni el propio gobierno. Peña Nieto recibió a un grupo de ellos en el aeropuerto, les prometió empleo, que no hay en México, y los mandó a sus casas. ¿Y qué pasará con los migrantes deportados que no tienen familia que los acoja, porque la dejaron en EU?
Ellos desean volver a EU donde dejaron a familia e hijos, con todas las tragedias que esto implica, porque en México sólo han encontrado rechazo, falta de oportunidades y corrupción. Se lo advirtieron a legisladores, gobernadores y jefes de partidos políticos que con oportunismo electorero fueron a EU a ofrecerles ayuda, cuando siempre los han olvidado.
Hay 100 mil agentes migratorios en la casa de indocumentados ¿Volvimos a la Alemania nazi con el moderno Hitler? ¿Habrá campos de concentración?
Recordemos que a Hitler lo dejaron solo las potencias, y parecen tener razón quienes dudan de las facultades mentales del führer gringo. En contraste, la canciller alemana Ángela Merkel condena el muro de Trump y su racismo exacerbado.
Reforzar los consulados mexicanos para defenderlos con abogados (lo mismo que fue a prometerles López Obrador) no resuelve nada; el gobierno ni siquiera ha enviado una nota diplomática de censura a las deportaciones, menos va a exigir a Trump demuestre que los deportados son criminales y nacidos en México; si no, debería rechazarlos en la línea fronteriza. Así no se les defiende del energúmeno de la Casa Blanca.
¿Cuándo va a atreverse el gobierno, que enfrenta el problema con tibieza y debilidad para no disgustar al artero Donald?
Por eso no extrañó que fracasara la marcha de domingo 11 de febrero contra Trump; porque apenas olió la gente que era para respaldar también a Peña, desistió.
El Peje quiso capitalizarla, exigir la salida de Peña, añadir defensa de derechos humanos; por eso Los Pinos mandó sabotearla.
Lo que debió unir los mexicanos ante los ataques fascistas de Trump, cayó en rotundo fracaso, y los enemigos del presidente gritaron que él, más que unidad, siembra discordia.
Ya se teme por la salud mental del zafio que desató esta feroz campaña contra México, siembra odio, discordia e intolerancia y comete errores e ilegalidades de proporciones catastróficas. Por desgracia, ante una de las peores crisis políticas que hemos sufrido, tenemos un gobierno débil y sin respaldo popular.
A tres semanas de que Trump llegó a la Casa Blanca, 48% de las apuestas de la casa Ladbrokes, de Londres, dicen que será expulsado de ella.
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