López Obrador invitó a ingresar a Morena a cuantos quieran adherirse; está desesperado porque, a pesar de haberse convertido en refugio de corruptos, defraudadores, criminales y narcos no atrae a tantos como esperaba; por eso coquetea a diestra y siniestra a ver si caen más en sus nasas.
Tras coquetear con el senador “panista” Gil Zuarth, se mostró magnánimo al perdonar a los jefes de la mafia en el poder: “su villano favorito”, Salinas de Gortari y Peña Nieto, y dijo estar dispuesto a fumar la pipa de la paz con ambos.
Mediante Ricardo Monreal y Yeickold Polenvsky lanzó la red a Beltrones, lo creyó decepcionado porque no fue el candidato del PRI y Meade no le tiraba un lazo.
Pero esto ya se subsanó con el encuentro que ambos tuvieron en Sonora, la tierra de Manlio Fabio, donde además Silvia, su hija expresó su deseo de jugar para senadora tricolor.
Intentó seducir también a Osorio Chong, el exsecretario de Gobernación que se siente despojado de la candidatura priista; pero sin lograrlo.
(Por cierto, al “cuarto de guerra” de Meade le hace falta emprender una auténtica “operación cicatriz” para no permitir que se vayan con los contrincantes cuadros muy valiosos, que además de respaldar a José Antonio, le traerían más parroquianos.
El caso de Osorio Chong es ejemplar, porque tiene mucho ascendiente entre gobernadores y estructuras priistas, y hasta en el Partido Encuentro Social, cuya ida hacia el Peje pudo evitar, y no lo hizo por su decepción).
No importa a AMLO que digan que recoge a cuantos tránsfugas de otros partidos, criminales, corruptos, ex funcionarios ineptos y hasta mafiosos del narco le llegan, porque va directo a ganar la Presidencia, y ésta vez –la tercera- será la vencida.
Más experimentado, cuajado y mejor asesorado, abre las puertas a quienes deseen apoyarlo, así su pasado sea vergonzante, al cabo él, en plan de “perdonavidas” los absuelve y purifica (como el “mesías” que se siente) y les promete “huesos”.
Quizá a la hora buena no alcancen las chambas, más para entonces él ya estará en Los Pinos, según sus sueños, y a ver “quien le rezonga al ampayer.”
Además entonces la ley será él. Si ya ahora él ordena todo en Morena, como presidente será el amo de los tres poderes; sólo él decidirá el rumbo de los programas y todos los asuntos, del país en general, pues tiene el ejemplo de los dictadores cubanos Castro y de los venezolanos Chávez y Maduro y, por si algo faltaba, el respaldo de Vladimir Putin, el próximo zar de todas las Rusias.
Con él están los protagonistas de grandes fraudes electorales sufridos por este país: Manuel Bartlett, a quien se le “cayó el sistema” e hizo presidente a Salinas de Gortari, y a Elba Esther Gordillo, que mandaba sus cuadrillas de maestros a los estados a hacer campaña y hacer ganar a los candidatos del PRI a como diera lugar.
E hizo a gobernadores priistas promover el voto para Felipe Calderón, contra Roberto Madrazo, quien la había expulsado de la cúpula tricolor.
(Aún se recuerda aquel demoledor “¿Tú crees en Madrazo? Yo tampoco).
Gordillo le cobra a Peña Nieto los años que la tuvo en la cárcel: su yerno Fernando González Sánchez promueve para AMLO foros de debate intelectual en todo el país y un Congreso Nacional del Magisterio, en Guelatao.
Su nieto, René Fujiwara Montelongo le acerca a los jóvenes, y el ex líder del SNTE, Rafael Ochoa Guzmán trabaja en las Redes Sociales Progresistas de Morena.
Fujiwara hasta dijo que el Peje “es la última oportunidad de México para retomar el rumbo”.
(El Panal de la coalición PRI-PV con Meade, liderado por Luis Castro, es remedo del partido fundado por Elba, y puga porque ya no le llamen Panal, sino Alianza únicamente).
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