Por casi 80 años, el Partido Acción Nacional (PAN) fue una real opción de cambio para los mexicanos, dando luchas históricas por la democracia en este país, mediante programas humanistas, plataformas democráticas y siempre en la búsqueda del bien común, fuera esto en el ámbito local, estatal o nacional, siempre congruentes con sus propuestas históricas y revestidas de una doctrina clara y sólida, dando ejemplo de ello en su vida interna, siendo una verdadera muestra de qué otra forma de vida política si era posible.
Por eso el PAN poco a poco se ganó la confianza ciudadana, primero en apartados municipios, luego en las entidades federativas, comenzando por Baja California, y en el año 2000 la suficiente para ganar la Presidencia de la República y repetir 6 años después.
Pero lamentablemente junto a las posibilidades de llegar a detentar el poder público llegaron también las ambiciones personales y de grupo. Recuerdo muy bien como en la reunión preparatoria para el que sería el Grupo Parlamentario del PAN en la LVI Legislatura Federal, el Presidente del CEN, Carlos Castillo Peraza (QEPD), nos advertía de no caer en lo que él llamaba la concupiscencia por el poder, definiéndolo como “el pequeño priista que todos llevamos dentro”.
Hoy el PAN no es ni una caricatura del Partido que fue antes, cada día pierde credibilidad ante la ciudadanía, y pareciera que los dirigentes partidistas estuvieran conformes con ello, mientras puedan seguir administrando “las pluris” y el financiamiento público, pues la democracia se ha alejado de las decisiones internas, dando paso a los acuerdos de grupos para repartirse el pastel.
El 10 de noviembre próximo, los militantes del PAN tendremos en nuestra mano la decisión de seguir con el rumbo de corrupción que hoy lleva el Partido, o volver a las prácticas democráticas y humanistas que lo distinguieron del resto de los partidos en México.
Una oportunidad única, histórica, que lamentablemente no es común en la política nacional.
Si queremos un PAN que vuelva a ser una esperanza para México, los militantes debemos acudir a votar y ejercer libremente nuestro derecho a decidir el futuro, y no se trata de votar por algún candidato que nos caiga bien, sino de ver lo que es mejor para el Partido y con ello para los mexicanos, hay que plasmar, en completa libertad, nuestra voluntad.
Si, sé que lamentablemente en los últimos años algunos grupos políticos internos se han ido apoderando del padrón de militantes; si, sé perfectamente que el día de la jornada electoral los diversos “líderes” habrán de operar para llevar a votar a “su gente”, a esos que lejos de mantenerlos con ideas y doctrina pretenden conservarlos a base de apoyos económicos que corrompen la voluntad humana faltando el respeto a su dignidad humana.
Pero también sé, que el PAN no es así, que se formó como una asociación ciudadana de personas libres que encontraron en las ideas y en los principios de doctrina su punto de unión, en una palabra, ciudadanos comprometidos con su patria. Y sinceramente espero que ese PAN sea el del futuro, para bien de México.
Y no puedo dejar de mencionar la alegría que me da la llegada a tierras bajacalifornianas de Adriana Dávila Fernández, candidata a Presidenta del Comité Ejecutivo Nacional del PAN los días lunes 14 y martes 15 de este octubre para platicar con la militancia del Partido. Es una gran oportunidad para escuchar de boca propia las propuestas que tiene para lograr que nuestro PAN vuelva a ser esperanza para los mexicanos.
Es mi opinión, ante la situación política por la que atraviesa nuestra nación, ante la urgente necesidad de volver a contar con un Partido Político que represente los sentimientos y la forma de pensar de millones de mexicanos, el regreso del PAN a los principios que le dieron origen y una vida interior en democracia, es una oportunidad a la que no podemos ser ajenos, es nuestra responsabilidad y debemos asumirla plenamente.
Compañeros panistas, el llamado es a nuestra conciencia, o asumimos la responsabilidad de salvar al PAN para que sea de nuevo un verdadero instrumento ciudadano, o la historia y nuestros hijos nos juzgaran.
Es por una patria ordenada y generosa, y una vida mejor y más digna para todos.
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