El futuro de México está en manos de los ciudadanos

En mis pasadas dos opiniones me he expresado sobre las consecuencias del ejercicio democrático del 2 de junio, la primera sobre el que considero fue un proceso electoral plagado de irregularidades, y la segunda sobre la urgencia de una reforma en los Partidos Políticos para poder tener la confianza de los mexicanos; hoy concluyo esta serie dedicando mi opinión a la importancia de contar con una mejor ciudadanía.

Estoy convencido de que un sistema político democrático, aún con sus dificultades, siempre será mejor a uno de corte dictatorial o unipersonal.

Por ello considero que contar con ciudadanos demócratas, comprometidos con la vida pública, con el presente y futuro de nuestro país se vuelve fundamental.

Sí, es cierto, los hombres y mujeres del mundo se mueven principalmente por intereses muy particulares, pero ¿qué acaso el bien común no puede ser ese interés particular y convertirse en general?

Lamentablemente en nuestro país tenemos una sociedad poco participativa, y tristemente esta apatía ciudadana se acrecienta entre las nuevas generaciones.

Aunque los dirigentes de la llamada Marea Rosa puedan afirmar que en sus marchas y concentraciones han participado miles de ciudadanos, incluso que en la del pasado 19 de mayo fuimos casi un millón si sumamos los asistentes a las más de 90 ciudades, pero, también es cierto que en nuestro país existen al menos 131 ciudades con más de 100 mil habitantes en las que la sociedad pudo haberse organizado y que se contó con el apoyo abierto de los Partidos Políticos conformantes de la alianza Fuerza y Corazón por México.

Según datos del Censo de Población y Vivienda 2020 del Inegi, la población total en México era de 126 millones 14 mil 24 habitantes, de los cuales, 51.2 por ciento (64 millones 540 mil 634) son mujeres y 48.8 por ciento (61 millones 473 mil 390) son hombres. En comparación con el censo de 2010, son 13.7 millones de mexicanos más, lo que representa un crecimiento promedio de 1.2 por ciento al año, por lo que se estima que actualmente vivimos en México más de 132 millones de mexicanos.

Luego entonces, hay que reconocer que al menos a 131 millones de personas no les interesó manifestarse.

Otro dato contundente de la apatía ciudadana es el abstencionismo manifestado por el 39% de los mexicanos al no acudir a las urnas en la llamada “elección más grande de la historia” a pesar de contar con su credencial para votar.

Por eso desde la voluntad presidencial, aun sin concluir el proceso electoral 2023/2024, sin que los Tribunales Electorales competentes hayan calificado las elecciones y aprovechando la indolencia ciudadana, se ha continuado con el desmantelamiento de un sistema de pesos y contrapesos en el gobierno, tratando de lograr la sumisión del Poder Judicial a la voluntad del Ejecutivo apoyándose en unas encuestas de dudosos resultados y pagadas por el partido en el poder.

Pues solamente con la participación ciudadana, comprometida, decidida, activa, opinando, subiendo el tono de la voz, llamando al diálogo, encontrando en donde está el bien común, y entendiendo que en ello nos jugamos nuestro futuro y el de nuestros hijos, es como el gobierno puede sentir algún contrapeso.

Ante la falta de instituciones que defiendan los derechos humanos, es cuando los humanos debemos defender el derecho a tener instituciones democráticas.

Si, es posible que a consecuencia de la polarización social que hemos vivido en los últimos años en México y con el impredecible resultado electoral, hoy unos nos sintamos no sólo sorprendidos sino ofendidos y otros triunfadores y satisfechos, pero sin duda la división de los mexicanos entre fifís y chairos, entre buenos y malos, etcétera, no puede ser bueno para el futuro de la sociedad mexicana.

Por ello, aunque suene utópico, el diálogo y la reconciliación son impostergables, y estos solo pueden ser posibles desde la sociedad.

Es mi opinión, nuestra nación necesita ciudadanos reales, de esos que no solo disfrutan de sus derechos en una comunidad, sino de esos que también cumplen con sus obligaciones, de esos que anteponen la búsqueda del bien común a sus intereses personales. Pues, el futuro de México está en sus ciudadanos.

Y concluyo recordando una frase de Papa Francisco en la Encíclica Fratelli Tutti: “Porque nunca se debe encasillar al otro por lo que pudo decir o hacer, sino que debe ser considerado por la promesa que lleva dentro de él, promesa que deja siempre un resquicio de esperanza”.

*El autor es mexicalense, Licenciado en Derecho, Diputado Federal en la LVI Legislatura, con experiencia en la función pública en los tres órdenes de gobierno.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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