No bajemos la guardia, no creamos que ya se superó todo lo malo, no creamos que con la vacuna ya todo vuelve a la normalidad.
No hay mejor momento para reflexionar sobre las acciones que hemos realizado como seres humanos que esta época. Desde luego que a través de estas líneas no pretendo dar un curso de Teología o un curso sobre la Génesis de la paz navideña, simplemente es aprovechar el momento para que podamos reflexionar sobre lo que somos, sobre lo que hacemos pero sobre todo lo que debemos ser y hacer en el futuro.
Cuando se habla de temas religiosos muchos consideran que no deben mezclarse con temas políticos, que sería una aberración, una ofensa o incluso en México que se atentaría contra el Estado Laico. Considero que eso es erróneo. Un buen ciudadano practicante de alguna religión tiene el compromiso moral y la obligación de participar en política. La política es una serie de actividades humanas que permiten participar en acciones para decidir la vida del ciudadano.
Es por eso que en este momento de reflexión nosotros los ciudadanos, sin importar la religión que profesemos, o incluso sin importar que no profesemos religión alguna, debemos estar listos para llevar un mensaje de esperanza, armonía, solidaridad humana entre todos. No es momento de seguir con las mismas acciones que nos hunden. Llama la atención que aún los que no hablan de la Navidad como una fecha del nacimiento de Jesús, sí hablan de las fiestas, sí te desean felices fiestas. Hay alegrías, hay tristezas, hay una serie de cambios personales momentáneos.
Para muchos la palabra Adviento no significa nada, o incluso ni la conocen, pero el Adviento es en la religión católica la preparación, Adviento significa llegada, y es una época de alegría y de meditación. Nos preparamos para celebrar la Navidad, la Navidad es el nacimiento de Jesús. Es el momento de la reconciliación, es el momento del perdón. La Navidad se celebra en estas fechas porque los papas de las épocas antiguas decidieron hacerlo así para alejar a los hombres de las fiestas paganas que celebraban en Roma, las fiestas Saturnalias que eran en honor a Saturno en el solsticio de invierno.
Desde luego que hay países que no celebran la Navidad, tales como, China, Arabia Saudita, Corea del Norte, Argelia, Irán, Somalia, etc. Y religiones que no la celebran como la judía, musulmanes, budistas etc. Pero eso no significa que no se unan a los festejos por la hermandad y la paz, por la concordia y la armonía. Incluso en estas fechas no es raro ver que haya treguas en las naciones en guerra.
Ahora bien a qué viene el interés de escribir estas líneas en este momento. Muy sencillo para recordar que todos debemos ser seres humanos, que aprendamos a tener una vida encaminada a buscar la felicidad, que la libertad que tenemos para decidir nuestras acciones siempre sea usada en la búsqueda de una vida armoniosa con la naturaleza y la humanidad, que las acciones de la política sean para el Bien Común, igual que las acciones religiosas y socio–económicas.
El año 2020 que está por terminar, a decir de muchos, es un año para el olvido, es un año perdido, es un año de pérdidas, pues no debe ser así, el año 2020 debe ser un año de enseñanza y como tal de aprendizaje. Debe ser un año que a pesar de las dolorosas pérdidas humanas las personas debemos salir adelante, a pesar de las pérdidas de empleo, de dinero, de libertades nosotros debemos ser más libres y mejores personas. Aprender del dolor para vivir con alegría y fe.
En México hemos tenido un año muy difícil, muy difícil por las pésimas decisiones del gobierno en turno, muy difícil por las pésimas acciones de nosotros mismos. No supimos cuidarnos y seguimos sin aprender cómo salir adelante, seguimos actuando sin pensar en el prójimo, seguimos actuando a la ligera, con una “valentía” mal llevada. Lo que hemos ganado es no aplanar la curva de contagios, de enfermos y de muertes. No hemos tenido la capacidad de comportarnos como seres humanos.
Curiosamente en la época del Adviento y muy cerca de la Navidad, en el mundo aparece la luz de esperanza de una vacuna contra el COVID–19. Curiosamente en la época de esperanza que marca el inicio de la redención de los seres humanos y se cumple el plazo de la Nueva Alianza vemos como los científicos lanzan una barca de salvación. Acá quiero reiterar que para un servidor, como médico, que soy, la mejor esperanza es que se encuentre un medicamento capaz de matar a ese virus.
Llegó el momento de la verdad, en México veremos si esta luz de esperanza es bien compartida, es bien usada, sin fines político–electorales y con un discurso y actuar en favor de todos.
No bajemos la guardia, no creamos que ya se superó todo lo malo, no creamos que con la vacuna ya todo vuelve a la normalidad. Falta tiempo para lograrlo, pero estamos a tiempo de redoblar los esfuerzos y tener cuidado para nosotros, para nuestras familias y para nuestros vecinos. Usemos el cubrebocas, guardemos la sana distancia, salgamos lo mínimo indispensable y tengamos mucha higiene personal.
A todos les deseo que a pesar de las dificultades, el dolor, las pérdidas que hayamos podido o no tener, que la Navidad sea una fecha de esperanza de amor y de mucha paz. El 2021 vendrá mejor con la bendición de Dios.
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