Ante tanta ofuscación y sucesos luctuosos, me rebelo ante tanta hipocresía, paradigma de nuestra sociedad. Somos partícipes de tantos horrores en el mundo, que no nos paramos a pensar las consecuencias de estas actuaciones.
Esta problemática que incomoda e implica a todas las naciones del mundo, donde observa el maltrato, la iniquidad y la explotación contra los niños. UNICEF puso de manifiesto que 346 millones de niños de ambos sexos son explotados en todo el mundo y otros 170 millones viven a diario en condiciones o situaciones de peligro, además estos menores no van a la escuela y no tienen tiempo de jugar. Hay que promover y exigir aun más que se haga prevalecer los derechos fundamentales de los niños. Uno de los hechos cotidianos que afligen a los ciudadanos de países en vías de desarrollo, los países industrializados y también de gran desarrollo socioeconómico (sociedad deshumanizada y excesivamente capitalista). Tanto la ONU y las organizaciones sociales en el Día Mundial contra el Trabajo Infantil insisten en la urgencia de abolir el trabajo de los menores, que desarrollan en muchos casos condiciones de esclavitud.
Somos colaboradores del ocultamiento de la justicia y de presentarla con una inhumana procacidad. Participamos en la no preocupación, de esos niños que cada día mueren de hambre, por las guerras o por las miserias de su entorno, sabiendo que hay bebida y alimentos para todos. Culpables por consentir esa vanidad, avaricia, falsedad e indolencia de esos hombres que tienen el poder y que son incapaces de rectificar y pedir perdón. Cooperadores de este mundo casi agónico que consiente guerras sin sentido por el dominio y la codicia de unos pocos. Inoculamos resentimientos y cohibimos la afección hasta extinguirla.
Este año, esta conmemoración incide en el impacto de los conflictos y desastres naturales, demandemos a los gobiernos y legisladores que incluyan en sus prioridades el objetivo de eliminar la esclavitud de los niños. Protejamos a la infancia futuro de la humanidad. Abramos el corazón y devolvamos bien por el mal.
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