Carta a un político mexicano…

(Leer mientras escucha el Intermezzo de Miguel Ponce y Luis Cobos)

Sabemos que es tal vez pedir demasiado. Si con lo mínimo no cumplen, si con lo que se les ruega, no logran combatir de facto ninguna de las problemáticas que hoy día vivimos los mexicanos ¿qué podemos esperar? La forma en la que como sociedad vemos los resultados de nuestros queridísimos “representantes del pueblo”, es tan hueca que, con simples programas de bacheo o viajes a los lugares más recónditos de México o regalos de bienes o servicios que caen en la demagogia más oscura, dignificamos el obrar de todo político y hasta lo aplaudimos.

Juntas y juntas y no juntas nada. Por más que nuestros representantes populares se sienten a presumir en redes sociales que se reúnen con tal o cual persona o asociación, estas míticas reuniones solo sirven para mostrarle a la población que trabajan día y noche sin descanso en pro siempre de los representados; lamentablemente nos la creemos, pero, señor político, ¿cree usted que nos vamos a creer siempre ese cuento? Lamentablemente, la evidencia muestra que tiene usted en parte razón. La sociedad civil mexicana sufre, se queja, pero olvida siempre.

La forma en la que nos representa no es digna, y se lo digo de una vez por todas porque si no se lo dice alguien se la va a seguir creyendo. El trabajo dignifica a la persona, pero déjese dignificar porque su cargo es verdaderamente algo más importante de qué tan arreglada esté su corbata; es la forma más plausible para cambiar la realidad en la que vivimos, si usted no hace algo por dignificar su cargo, habrá otro que lo saque a coscorrones, no se trata de sentarse nada más para hacer guacamole con la cola.

Y si mi manera de dirigirme a usted no le suena tan respetuosa, lo acepto. Empero, es la manera en la que mi enojo, que digo mi enojo, mi rabia se demuestran escribiéndole sin escrúpulos como usted lo hace al desempeñar tan ineficazmente su dignificante puesto.

Hoy le escribo desde el sentimiento de mi corazón, que al igual que muchos otros mexicanos se sienten desdichados, pues la persona a la que le entregamos nuestra total y plena confianza, nos está traicionando, nos está lastimando vilmente que nuestras propias súplicas le producen algún tipo de retorcido placer. Ya no vengo a decirle que haga bien su trabajo, porque no se trata de obligar a alguien a que deje de cometer atrocidades en nombre de la raza mexicana, únicamente se trata de mostrarle cuál es el sentimiento común de cualquier mexicano, porque cansado estoy.

Muchas veces mencionamos que los políticos de hoy día solazan su vida con espectáculos dignos de un virrey; pero ni siquiera un virrey era tan inescrupuloso como lo es usted, ni siquiera un virrey se digna de ímprobo fuero, más bien usted es lo que en sus momentos de la historia se le llama feudal, tal cargo solo era digno para aquellos que disfrutaban de excesos y lujurias desencadenadas en su pleno apogeo durante la ocupación del cargo; así que sí, usted es lo más parecido al señor feudal en su impunidad y placer indiferente.

Me encantaría, al igual que a todos los mexicanos que dejaran de hacer dichos espectáculos, que por fin reclamaran la resolución objetiva de una mujer desaparecida, que legislen en pro de los ciudadanos, no de sus negocios o sus partidos; que irrumpa en la morada de aquél narcotraficante para aherrojar su persona. Así que dados estos deseos solo me encantaría poder creer que los leerá y entrará en profunda reflexión, aunque sé que no es así, con la misma gracia con la que me creo sus mentiras, me creeré mi deseo; solo esto me hace más esperanza que cualquier cosa…

Si por alguna cuestión llega a dudar de que tan bien o mal haga su chamba, le recomiendo ir al pueblo menos urbanizado que represente, no lleve guaruras, no lleve camionetas grandes y blindadas, y no lleve sus cámaras; verá usted de qué manera lo recibe el pueblo mexicano, le recomiendo también que lleve tenis pues con sus ferragamo, no creo que la corretiza le aguanten el caite.

Me despido hoy señor político mexicano con mi más sentido pésame a su labor, hoy México un día más está de luto, hoy México pena la desgracia de su deshonroso trabajo, hoy México llora, sangra y  exclama un nuevo porvenir, pero que sea sin usted mi estimado.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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