Campañas irrelevantes, se está construyendo un Maximato

La campaña presidencial mexicana del 2024 ha sido borrada de la agenda mediática, los candidatos presidenciales no posicionan nada, suelen estar reaccionando y declarando al ritmo que está marcando otra agenda, la agenda del presidente.

Desde que México entró a la democracia y la alternancia, nunca habíamos vivido una elección presidencial en donde las campañas de los candidatos se estuvieran tornando irrelevantes tal como está sucediendo ahora. Hay un claro factor que está distorsionando todo el proceso y es la agenda presidencial: las horas y horas semanales de declaraciones e iniciativas de reformas que provocan que la opinión publicada y los actores políticos mantengan su atención en esa actividad frenética del presidente.

Desde el arranque de la campaña oficial el presidente ha intervenido de manera permanente en el proceso electoral, atacando y desviando la atención sobre sus temas y su persona, incluso ha sugerido que en los debates presidenciales no haya critica alguna a su gobierno a través de las preguntas de los ciudadanos o de los conductores, como ocurrió en el primer debate presidencial.

Una primera lectura de su vertiginoso activismo era que, con esta táctica, estaba beneficiando hábilmente a su candidata Claudia Sheinbaum, pues ella ni se despeina, ya que el presidente atrae sobre su persona toda la atención, los ataques y los aplausos, mientras su candidata se desliza tranquilamente punteando las encuestas.

Sin embargo, las últimas iniciativas legislativas enviadas por el presidente están llamando la atención poderosamente y levantando las alertas; ya que, con estos cambios a las leyes, hay una concentración de poder en la figura presidencial. Para no entrar en detalles, hay que ser muy claros: con dichas iniciativas se le quita poder al Legislativo y al Poder Judicial y es el presidente el que legisla, y otorga justicia.

El que agudizó la mirada sobre la actividad presidencial de las últimas semanas fue el periodista Joaquín López Dóriga y ha puesto la alerta al señalar: “…él seguirá. Si no, para qué tantas reformas que multiplican el poder de la presidencia imperial. ¿Para heredarlo?”

La enorme tentación de no dejar el poder suele aparecer entre algunos de los hombres que asumen la presidencia, ya sea intentando dejar a sus esposas o cercanos; o buscar que su partido político se vuelva hegemónico durante décadas.

Pero en el caso del presidente López Obrador no se trata ni de una, ni de otra cosa; se trata más bien de construir su Maximato, como lo intentó el fundador del PRI, Plutarco Elías Calles: a como de lugar permanecer en el poder. Y esa intención, esa actividad, ese deseo frenético, está haciendo irrelevante la campaña presidencial del 2024. Mientras el INE como los otros organismos autónomos pierden fuerza aceleradamente.

Otro periodista agudo, Ramón Alberto Garza, en Código Magenta, subió un video hace unos días que contiene una declaración del presidente, expresada durante la mañanera del 5 de febrero del 2020, soltó: “Hay un diablito en las redes sociales que está aquí conmigo, que me aconseja: ‘diles, diles, diles que te vas a reelegir para que se enojen”. Expresión que revela donde anda el pensamiento del presidente.

Por ahora estamos hablando de un intento de Maximato, que consiste seguir en el poder tras el trono, reconcentrado desde ahora más instrumentos de control.

Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro”.

Confucio

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