Históricamente, los ciudadanos bajacalifornianos hemos sido muy críticos de nuestros gobernantes lo que los obligaba a tratar de hacer un buen papel gubernamental, pero también hemos sido muy participativos para señalar en las urnas la calificación pública de estos, decidiendo en forma democrática cuando habremos de cambiar de forma de gobierno.
Así fue como el Partido Revolucionario Institucional (PRI) gobernó Baja California desde su fundación como Estado de la Federación en 1952 hasta 1989, cuando después del desastroso y corrupto gobierno encabezado por Xicoténcatl Leyva Mortera, quien por cierto fue removido en forma irregular meses antes de concluir su periodo de gobierno por el presidente Carlos Salinas de Gortari para así tratar de conservar la entidad federativa en poder de su partido ante las inminentes elecciones para elegir el próximo Gobernador del Estado.
Y es así como los ciudadanos críticos del gobierno priista, con un hartazgo hacia un gobernante que un día sí y el otro también demostraba que la corrupción y el contubernio con el crimen organizado era su forma de gobernar, el 2 de julio de 1989 en las elecciones constitucionales decidió elegir al panista Ernesto Ruffo Appel como Gobernador del Estado, convirtiéndose en el primer gobernador en la historia de México emanado del Partido Acción Nacional (PAN). A partir de ahí, Baja California fue gobernada por gobernadores emanados del PAN hasta 2019.
El último de los gobernadores panistas Francisco “Kiko” Vega tuvo un gobierno de grandes contrastes, pues en los primeros 3 años fue reconocido y apoyado por los ciudadanos, de tal manera que los candidatos de su partido en la elección federal de 2015 y en las locales de 2016 arrasaron con sendos triunfos en las urnas. No así la segunda parte de su gobierno, cuando con una estrategia armada desde la izquierda, y con acciones de gobierno no muy populares se fue convirtiendo en el enemigo público número uno de los bajacalifornianos, sin que desde su equipo de trabajo pudieran dar respuesta a los ataques recibidos.
Es entonces, que en las elecciones federales de 2018 la 4T ganó todas las posiciones en disputa, y cuando arrastrado por la ola lopezobradorista en 2019 llega a ser gobernador el controvertido empresario en medios de comunicación Jaime Bonilla Valdez, propuesto por Morena, PT y Partido Verde, dando paso a los gobiernos de la 4t en Baja California.
Bonilla es recordado por ser un gobernador que pretendió ampliar el período de su gobierno contradiciendo lo dispuesto por la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Baja California, pero también por la corrupción existente en su gobierno, escándalos por las adquisiciones de los desayunos escolares, irregularidades en la compra del servicio de alimentos en los CERESOS, desvío del trabajo de servidores públicos en favor de su partido político, falta de pago a maestros, pero sobre todo un incremento en la inseguridad pública.
En 2021, llega a la gubernatura de Baja California Marina del Pilar Ávila, emanada de Morena y primera mujer en ocupar esa posición, y las cosas han sido cada vez más difíciles para los bajacalifornianos.
Marina del Pilar se ha dedicado más a cuidar su imagen personal que a gobernar, a realizar y publicar con recursos públicos videos de su persona incluso cantando y bailando, así como imágenes personales disfrazada de fan de cuanto equipo deportivo sea posible, al grado de ser conocida como “la gobernadora tiktokera”; y en contraste con esa forma tan superficial de mostrarse de la gobernadora, los homicidios se han incrementado, pues tan solo en la capital Mexicali en los primeros 13 días del mes de febrero ya se contabilizan 14 muertes violentas, y no solo eso, las desapariciones forzadas son cosas de todos los días, por ello las protestas y manifestaciones de madres buscadoras son comunes en todos los municipios del estado.
También son comunes, las protestas de maestros que no reciben el pago por su trabajo, las de los médicos y trabajadores del sector salud que realizan sus funciones pidiendo por favor a la sociedad no enfermarse porque no tienen medicamentos ni material de curación con que atenderles; estas ya son imágenes que adornan el paisaje bajacaliforniano.
Con la complacencia e incompetencia de los gobiernos de la 4T, Baja California poco a poco está dejando de ser ese brazo poderoso de la nación que cantamos en nuestro himno.
Con datos de “México, ¿Cómo vamos?” sabemos que, en 2024, el 35.1% de la población no puede adquirir la canasta básica con los ingresos laborales de su hogar, cuando anteriormente los sueldos en nuestro estado eran ejemplares y propiciaban el progreso y desarrollo de los bajacalifornianos.
Además, la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) del INEGI arroja que el 37.2% de la población de 18 años y más en Baja California considera inseguro vivir en su colonia o localidad, y en el sector de negocios, el 70% considera inseguro a Baja California.
En mi concepto, al gobierno cuatrotero de Marina del Pilar no le interesa abatir la pobreza, pues como lo dijo López Obrador, mientras más pobres haya en el estado, les será más fácil manipularlos a cambio de dádivas en forma de programas sociales para perpetuarse en el poder.
Y la inseguridad que hoy vivimos no es más que fruto de las negociaciones del gobierno morenista con los carteles de la delincuencia organizada, como en el caso de los desaparecidos en los bares propiedad de “empresarios” vinculados con la familia de la gobernadora.
Vamos abriendo los ojos, hoy por hoy, Baja California tiene el peor gobierno de su historia, y en 2027 podremos decirles que se vayan.
Te puede interesar: El gobierno del pan y circo… y la corrupción
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com
Facebook: Yo Influyo