La capacidad de diseñar el mensaje correcto y ejecutarlo a través de un concepto significante es una de las actividades más importantes para llegar a la mente de los electores y ganar su simpatía, a través de la llamada guerra de aire. En el mundo de las redes sociales, este elemento se ha banalizado, y muchos creen que hacen mercadotecnia política basados en mitos, cómo los que aseguran lo siguiente: “Que hablen bien o mal, pero que hablen de ti”. Sin reparar que esto es un sofisma; es decir, es un argumento que, aunque tiene algo de verdad, al aplicarse mal se convierte en una trampa para los candidatos.
Por este “razonamiento” se producen “spots” ridículos que circulan en las redes sociales, que suelen alcanzar muchas vistas e interacciones, pero sólo eso; como si se tratara de promover un personaje del mundo del espectáculo. No hay que perder de vista que el objetivo de un spot político es ganar votos o quitarle votos al adversario. Si eso no ocurre, es una pérdida tremenda de recursos y un esfuerzo sin resultado alguno. Hay ejecuciones publicitarias que pueden ser asombrosas como las que se “producen” a través de la inteligencia artificial, pero sin el mensaje correcto, la inteligencia artificial sólo funciona como un maquillaje temporal asombroso, pero que no llevara a los electores a tomar una posición para el día de la elección.
Hay otros spots muy bien logrados y divertidos, la gente sonríe al verlos, como un buen meme o una comedia entretenida, pero eso no necesariamente genera un voto. Y para saber si el esfuerzo que se está realizando va por la ruta correcta, se requiere mantener un monitoreo constante de las variaciones en la opinión pública, que semana a semana se va modificando. Si el indicador no se mueve ¿paraqué seguir con esos esfuerzos?
Además de la producción de spots para la guerra del aire, hay otro elemento que tiene gran importancia, y es el diseño de mensajes, eventos y acciones que ganen la noticia. Este trabajo que se lleva a cabo en el día a día, tiene como escenario los medios de comunicación, donde la meta es colocar noticias favorables para ganar la agenda política, que se comente y se debata en torno a lo que dijimos o lo que hicimos. Por ahora es muy difícil para los candidatos ganar esa agenda, ante el dominio predominante de las declaraciones que hace el presidente cada mañana, de lunes a viernes; y que, al controlar la agenda pública, provoca que los candidatos se dediquen a contestar sus posicionamientos diarios.
En la etapa de inter campañas, como la de ahora, cobra especial importancia construir la noticia, diseñar mensajes, y realizar actos para ganar la agenda pública. Mensaje y agenda es la clave para ganar la atención de los medios y por lo tanto del público. Diseñar el día a día implica ser proactivos, pero también aprovechar el error del contrario, porque suele pasar que esos errores, pueden ser tan graves, que le dan la vuelta a las percepciones de la gente, y en consecuencia, a las encuestas de opinión. De allí la importancia de la táctica diaria.
Los errores más comunes de la táctica son: Sólo escuchar y leer a la opinión publicada, que normalmente se encuentra lejos del corazón de la gente. El otro error es pasarse contestando lo que hace el adversario, en un pleito interminable que, entre otras cosas, puede producir que la gente se aleje, al ver solo pleito entre los actores políticos. Pero más grave aún, es repetir los mismos discursos políticos que a la gente común le molestan y ni los cree. Normalmente tener un buen creativo y un buen escritor va de la mano con escuchar a la gente, no política, para generar los mejores mensajes que vayan al corazón de los electores.
Los mensajes de aire y la táctica diaria son dos pinzas formidables para poner en acción lo que vamos a decir, cómo lo vamos a decir; y especialmente debemos considerar la credibilidad de quién emite el mensaje.
Por eso, cuando los partidos políticos anunciaron quiénes serán sus candidatos a la Cámara de Diputados y a la de Senadores, lo único que muestran es lo alejado que están de los ciudadanos, la brecha que los separa de la realidad. Más que trabajar para ganar, el mensaje que mandan es que trabajan para salvar su nicho de poder. ¡Ni hablar! El miedo es más fuerte que el deseo de victoria.
«De lo sublime a lo ridículo no hay más que un paso»
- Napoleón
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