Morena no pierde tiempo y da un paso importante al dar a conocer a los perfiles de sus aspirantes para competir como candidatos a gobernar en 9 entidades del país: Jalisco, CDMX, Tabasco, Yucatán, Morelos, Guanajuato, Chiapas, Veracruz y Puebla.
Como hemos señalado siempre, el tiempo no se recupera, y toma cierta ventaja ganar tiempo para apuntalar a los candidatos y que estos sean conocidos por la población en general; sobre todo por el principio de que nadie compra lo que no conoce. Por eso el tiempo es vital para posicionar un perfil ganador en la contienda, porque permite, como decimos coloquialmente, que agarren calle.
También permite que las diferencias, divisiones y fracturas al interior, se procesen con tiempo y se sanen las heridas; todo, antes de entrar a la competencia constitucional con los otros partidos. Y por supuesto es un tiempo para que se afine la maquinaria de las estructuras partidistas; se identifiquen los líderes locales, los distritos clave y bajar hasta las casillas estratégicas. Es fortalecer o construir el ejercito terrestre, que será la base principal para el activismo local.
El objetivo central de un partido es convertirse en una maquinaria para ganar votos, donde quiera que se encuentren. Y el oficialismo se mueve en esa dirección.
No se gana una guerra sólo con la estrategia de aire, se gana hasta que se conquista la tierra, la calle; y los generales territoriales son muy importantes en esta dimensión. Se requiere seleccionar candidatos a gobernador y alcaldes con perfiles competitivos. Hacer campaña desde el oficialismo facilita esos incentivos, pero también enfrenta desafíos; por ejemplo, Omar García Harfuch registra más opiniones positivas en las encuestas, pero los duros partidistas quieren a Clara Brugada.
Por otra parte, la agenda del Frente Amplio por México (FAM), para no convertirse en un “Frente Reducido por México” debe tejer fino y rápido, para presentar procesos y perfiles que ganen la calle desde lo local. Porque hasta ahora, lo que hemos visto, es que una vez que nombraron a Xóchitl Gálvez como su aspirante a la presidencia, la sociedad civil perdió relevancia. La mayor parte de la agenda pública de la candidata del FAM, se da con las figuras político – partidistas muy quemadas en la opinión pública, y hasta impresentables para la gente.
Las negociaciones políticas en el FAM deben formar parte de la agenda privada, porque aparecer con esos personajes de manera pública, no le ganaran una opinión positiva en la calle.
Para muestra un botón, a quien se le haya ocurrido la idea de nombrar ciertos voceros para la campaña de Xóchitl, demuestra la falta de conocimiento y sintonía con la gente, con el ciudadano común y corriente. ¿En qué cabeza cabe que Margarita Zavala o Josefina Vázquez Mota son voceras creíbles o rostros populares entre los ciudadanos de la calle?
Xóchitl está atrapada en su círculo rojo que todo le aplaude, pero en esa burbuja no avanzará hacia al círculo verde, hacia ganar la calle y disputar competitivamente la presidencia.
El reto del FAM es seleccionar candidatos locales populares y competitivos, que conozcan y hagan empatía con la gente. El reto de Xóchitl es salir del círculo rojo, porque en ese escenario perderá la brújula y quedará entre consejos de los sabios alejados de la sociedad, que saben muy bien como perder elecciones.
No se trata de chocar entre los intereses partidistas y lo que quiere la sociedad. Se trata de dar un balance de cara a la gente. En el oficialismo las divisiones que se dan, como en Puebla o en la Ciudad de México, pueden superarse por la fuerza que les da, ser partido en el gobierno. En la oposición el incentivo es contar con liderazgos fuertes y cercanos a la gente… les urge ganar calle.
“Hay que escuchar a la cabeza, pero dejar hablar al corazón”.
Marguerite Yourcenar
Te puede interesar: 2024: Decidimos hundirnos más o renacer
* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com
@yoinfluyo https://twitter.com/Yoinfluyo