Adiós 2024, bienvenido 2025

Cada fin de ciclo los seres humanos acostumbramos a hacer una evaluación de lo alcanzado y lo que quedó pendiente por hacer, dando paso a una serie de promesas y buenos deseos para el ciclo siguiente.

Y qué mejor oportunidad que al término de un año y el inicio del otro.

Cada uno puede y debe tener su opinión respecto a lo vivido en el año 2024, pero sin duda, los hechos y las cifras nos dan una orientación para hacer la evaluación en materia política y social.

En lo personal, considero que este año dejó mucho a deber a los mexicanos, pues el abuso de la 4T al reformar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos ha sido por demás un atentado al estado de derecho y al derecho constitucional como lo habíamos vivido en los últimos 100 años. La evidente desaparición del Poder Judicial independiente y autónomo traerá graves consecuencias en la vivencia del Estado de derecho, y con ello en el ejercicio de los derechos humanos.

La transparencia y rendición de cuentas están volviendo al tiempo del oscurantismo, cuando el gobierno disponía de los recursos económicos del Estado a discreción, sin rendir cuentas a nadie, con la complicidad de los legisladores quienes teniendo las facultades de fiscalización no las ejercían, y los ciudadanos no teníamos acceso a saber a ciencia cierta en qué se gastaron esos recursos y cómo se gobernaba, prueba de ello es que en los informes del gobierno actual han desaparecido del mapa la información sobre el robo de hidrocarburos, el famoso “guachicoleo” a pesar de su impacto en el erario público. Sin información se tendrá un pueblo ignorante de la realidad, a eso aspiran en el gobierno cuatrotero.

Por otro lado, la inseguridad se ha apoderado de más de la mitad del territorio nacional, todos los días recibimos la noticia de que hay nuevas masacres y nos va quedando claro que la política de “abrazos y no balazos” no ha dado resultados. Pero lo peor es que poco a poco, nos vamos acostumbrando a ello y ya es poco lo que nos impresiona y en consecuencia lo que nos ocupamos en protestar.

En materia de educación las cosas no fueron buenas para los mexicanos en este año que termina, pues, en la última edición del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) coordinada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México ocupó el lugar 51 de 81 países evaluados, lo cual ratifica la tendencia descendente que el rendimiento educativo de nuestro país ha observado desde 2012 edición tras edición. Y esta condición no ha logrado tener el interés del gobierno, que ha preferido modificar el contenido de los libros de texto gratuitos para desde ahí adoctrinar a las nuevas generaciones, sacrificando sus conocimientos en matemáticas, ciencias y el uso correcto de la lengua española.

Y así podríamos continuar con un análisis de la realidad del México del 2024, pero mejor doy paso a lo que necesitamos los mexicanos en el año 2025.

Todos solemos desearnos que no nos falte vida, salud, trabajo, felicidad, estabilidad y amor, y para que nuestro país pueda tener todo esto entonces necesitamos forzosamente de los elementos y las condiciones para que podamos disfrutar plenamente de nuestra vida.

Necesitamos contar con un gobierno que armonice las condiciones de desarrollo y vida en comunidad, que se encargue realmente de la seguridad pública, que proporcione un servicio de salud digno y suficiente, que planee el futuro de los mexicanos con una buena educación que permita ser competitivos en este mundo globalizado, que proporcione las condiciones y la certeza legal para la inversión privada que impulse el desarrollo de las comunidades, un gobierno que vea por el respeto al ejercicio de los derechos humanos, un gobierno que reconozca en la democracia y el estado de derecho los sostenes del desarrollo político de la nación.

Pero también necesitamos tener en este 2025 una sociedad más participativa, una que se involucre más en las cosas públicas, de su ciudad, de su entidad federativa y de la nación.

Yo opino, solo podremos ver con esperanza el año que comienza cuando todos estemos involucrados en hacer de éste un mejor lugar para vivir. Solo la participación de todos y cada uno de nosotros podrá darnos, y a nuestras familias, un futuro más prometedor.

Ya basta de tener solo habitantes, convirtámonos en verdaderos ciudadanos, de esos que hacen que las cosas cambien, y que cambien para bien.

¡FELIZ AÑO 2025!

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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