El Papa Francisco lamentó que “desgraciadamente” muchos se pueden equivocar de fiesta y preferir las “acostumbradas cosas de la tierra”, a las “novedades del Cielo”.
Durante su audiencia pública semanal el Papa Francisco exhortó a los presentes a vivir el auténtico sentido de la Navidad: “¡Por favor, no mundanicemos la Navidad!” señaló que si se prefieren los “resplandores brillantes del mundo”, los regalos, comidas y cenas antes de ayudar al menos a un pobre, este tiempo de fiesta será una ocasión perdida.
Ante más de siete mil personas congregadas en el Aula Pablo VI del Vaticano, el pontífice lamentó que “desgraciadamente” muchos se pueden equivocar de fiesta y preferir las “acostumbradas cosas de la tierra”, a las “novedades del Cielo”.
Recordó que “dentro de seis días será Navidad, los árboles, los adornos y las luces por todas partes recuerdan que también este año será una fiesta. La máquina publicitaria invita a intercambiar regalos siempre nuevos para sorprenderse”.
“Pero, me pregunto: ¿Es esta la fiesta que agrada a Dios? ¿Cuál Navidad querría él, cuáles regalos y cuáles sorpresas?”, agregó.
El Papa Francisco pidió que todos abran su corazón para estar dispuestos a las sorpresas, porque en estas fechas tienen como finalidad festejar “lo inédito”. Por ello insistió que la fiesta de Navidad debe significar una nueva época en la vida, en la cual no se vive para uno mismo, sino para Dios, porque lo que celebramos es al “Dios con nosotros”.
Afirmó que el nacimiento de Jesús “no ofrece tranquilizantes tibiezas de chimenea”, sino el “escalofrío divino que sacude la historia”, porque es “la revancha de la humildad sobre la arrogancia”, de la sencillez sobre la abundancia y del silencio sobre el escándalo.
El Papa invitó a todos para darse un tiempo para, ante el nacimiento de Belén, quedarse en silencio, preferir la voz silenciosa de Dios a los ruidos del consumismo, para poder así descubrir la sorpresa del nacimiento de Jesús.
“Sólo será Navidad si encontramos la luz en la pobre gruta de Belén. No será Navidad si buscamos los resplandores brillantes del mundo, si nos llenamos de regalos, almuerzos y cenas pero no ayudamos por lo menos a un pobre, que se asemeja a Dios”, subrayó.
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