El Jubileo 2025 será inaugurado este martes 24 de diciembre cuando el papa Francisco abra la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano. Esta fiesta durará poco más de un año concluyendo el 6 de enero y durante este tiempo la Iglesia enfatiza la reconciliación y el perdón de los pecados por lo que concede la “indulgencia plenaria”.
“Que (el Jubileo) pueda ser para todos, un momento de encuentro vivo y personal con el Señor Jesús, ‘puerta’ de salvación, con Él, a quien la Iglesia tiene la misión de anunciar siempre, en todas partes y a todos como ‘nuestra esperanza’”, dijo el papa al definir el objetivo del Año Santo 2025.
Desde el año 1300 la Iglesia celebra Años Jubilares de manera ordinaria cada 25 años en Roma, aunque en ocasiones también se han llevado a cabo de manera extraordinaria. Cabe señalar que el jubileo tiene sus raíces en la tradición judía, como lo narra el libro del Levítico del Antiguo Testamento en el que se habla de esta celebración cada 50 años en la que el pueblo buscaba restablecer la correcta relación con Dios, con las personas y con la creación, y conllevaba el perdón de las deudas, la liberación de los esclavos, la restitución de terrenos enajenados y el descanso de la tierra.
El 9 de mayo el papa Francisco dio a conocer la bula del Jubileo de 2025 titulada Spes non confundit(La esperanza no defrauda) en la que habla de los daños y cambios que en todo el mundo ocasionó la pandemia y lo difícil que continúa siendo para el mundo salir adelante después de este evento.
El lema que Su Santidad eligió para este jubileo fue el de “Peregrinos de la Esperanza”, pues asegura que debemos mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada, y hacer todo lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras.
En la bula el Santo Padre señala que el próximo Jubileo puede ayudar mucho a restablecer un clima de esperanza y confianza, como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos como urgente.
“Todo esto será posible si somos capaces de recuperar el sentido de la fraternidad universal, si no cerramos los ojos ante la tragedia de la pobreza galopante que impide a millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños vivir de manera humanamente digna. Pienso especialmente en los numerosos refugiados que se ven obligados a abandonar sus tierras”.
En este sentido, deseó que las voces de los pobres sean escuchadas como en el mandato bíblico, devuelve a cada uno el acceso a los frutos de la tierra: “podrán comer todo lo que la tierra produzca durante su descanso, tú, tu esclavo, tu esclava y tu jornalero, así como el huésped que resida contigo; y también el ganado y los animales que estén en la tierra, podrán comer todos sus productos” (Lv 25,6-7).
Francisco señala que la dimensión espiritual del Jubileo, que invita a la conversión, debe unirse a aspectos fundamentales de la vida social, para formar un conjunto coherente.
El Papa Francisco pidió “signos de esperanza” en el año jubilar, como el deseo de paz en el mundo, la apertura a la vida y la paternidad responsable, la cercanía con los prisioneros, los pobres, los enfermos, los jóvenes, los ancianos, los migrantes, y las personas “en situaciones de catástrofe o de inestabilidad social”.
También instó a los países ricos a perdonar las deudas de aquellos países que nunca podrán pagarlas y a abordar la “deuda ecológica”, que describió como “relacionada con desequilibrios comerciales con consecuencias en el ámbito ecológico, así como con el uso desproporcionado de los recursos naturales llevado a cabo históricamente por algunos países”.
Además, el Año Jubilar tiene en el horizonte el 2033 año en que la Iglesia conmemorará el 2000 aniversario de la pasión, muerte, y resurrección de Jesús.
¿Te gustaría que las personas en todo el mundo, independientemente de su religión, se abrieran al perdón como lo sugiere el papa Francisco?
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