A pesar de su gran relevancia, pocos ciudadanos de todo el continente tienen presente la conmemoración del Día de las Américas que se conmemora cada 14 de abril, su finalidad es reflexionar sobre la unión, la solidaridad y la cooperación entre los países del continente americano, pero más allá este día representa una oportunidad para fortalecer los lazos entre naciones marcadas por una historia compartida y un destino común.
La conmemoración del Día de las Américas tiene sus raíces en 1890, cuando se creó la Unión Internacional de Repúblicas Americanas, precursora de la actual Organización de los Estados Americanos (OEA). Desde entonces, esta fecha busca destacar la importancia de la colaboración entre los países del continente, en aspectos como la política, la economía, la cultura, la salud y el desarrollo sostenible.
Actualmente, 35 países independientes conforman esta iniciativa de integración continental. Desde Canadá hasta Argentina, pasando por las islas del Caribe y los países de América Central, todos comparten el compromiso de promover la paz, el respeto mutuo, la democracia y el progreso social en sus territorios y en la región.
En un mundo cada vez más globalizado y, al mismo tiempo, más fragmentado, la unidad entre los países de América cobra una relevancia especial. El continente enfrenta desafíos comunes: migración masiva, cambio climático, desigualdad económica, violencia, corrupción, y recientemente, los efectos devastadores de la pandemia de COVID-19.
El Día de las Américas no es solo un acto simbólico, sino un recordatorio de que ninguna nación puede enfrentar estos retos por sí sola. La cooperación en salud pública, la defensa de la democracia, la protección del medio ambiente y la promoción de los derechos humanos son tareas que requieren alianzas fuertes entre gobiernos, organismos internacionales y la sociedad civil.
Desde su instauración, el Día de las Américas ha servido como punto de partida para numerosas iniciativas de integración y cooperación. La creación de la OEA en 1948, con sede en Washington D.C., fue uno de los logros más destacados. Este organismo ha sido clave en la resolución de conflictos, la observación electoral, la defensa de la democracia y la promoción de los derechos humanos.
Asimismo, otros de los frutos importantes de esta alianza han sido tratados y apoyos para los países entre sí como:
- El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR): firmado en 1947, establece que un ataque contra un país americano será considerado un ataque contra todos.
- La Carta Democrática Interamericana: aprobada en 2001, es un instrumento jurídico que protege la institucionalidad democrática en la región.
- Programas de desarrollo y educación: impulsados por la OEA y otras organizaciones regionales para mejorar la calidad de vida de millones de personas.
En el plano cultural, el Día de las Américas también ha sido una oportunidad para resaltar la diversidad de los pueblos originarios, las lenguas y tradiciones que conviven en el continente. La música, la literatura, la gastronomía y el arte son vehículos de unión que han permitido a los países americanos reconocerse y valorarse mutuamente.
La unidad entre los países americanos no implica la desaparición de las identidades nacionales ni la imposición de ideologías. Se trata de un compromiso con los principios comunes que permiten convivir en paz y prosperidad. En un entorno internacional donde las potencias globales compiten por influencia, la voz unificada del continente americano puede tener un peso significativo en la defensa de sus intereses.
Además, la integración regional es una vía eficaz para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por la ONU. El combate a la pobreza, el acceso equitativo a la educación y la lucha contra el cambio climático requieren soluciones colectivas y cooperación técnica, financiera y política entre los países hermanos.
Un continente americano fuerte y cohesionado puede desempeñar un papel clave en el equilibrio del poder global. Frente a bloques como la Unión Europea o Asia-Pacífico, América tiene la capacidad de convertirse en un actor geopolítico influyente si actúa de forma coordinada. Su riqueza en recursos naturales, su diversidad cultural, su potencial económico y su juventud poblacional son activos estratégicos que, bien aprovechados, pueden traducirse en desarrollo sostenible y liderazgo internacional.
En este escenario, México juega un rol fundamental como puente entre América del Norte, Centroamérica y Sudamérica. Su ubicación geográfica, su peso demográfico y su economía —la segunda más grande de América Latina— lo colocan en una posición privilegiada para impulsar el diálogo y la cooperación regional. México ha sido un promotor activo de los derechos humanos y de la solución pacífica de controversias en el marco de la OEA, y ha apostado por iniciativas de integración como la CELAC y el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), lo que lo convierte en un actor clave para la articulación de una América más fuerte y solidaria.
A medida que los pueblos americanos enfrentan nuevos retos —desde la inteligencia artificial hasta la migración climática—, la conmemoración del Día de las Américas sigue siendo un faro de esperanza. La diversidad, lejos de dividir, puede ser la mayor fortaleza de este continente lleno de riquezas naturales, creatividad y resiliencia.
En este 14 de abril, el llamado es claro: más diálogo, más cooperación y más unidad para construir una América más justa, solidaria y sostenible.
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