La Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que la pandemia de COVID-19 demostró la relación intrínseca de la economía de los países y la salud de sus poblaciones, evidenciando que no existe crecimiento económico sostenible sin proteger y promover la salud y el bienestar, y viceversa. En este sentido, afirmó que un sistema sanitario es exitoso cuando funciona para todos los ciudadanos.
Con respecto al continente americano, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) aseveró que la crisis social y económica caracterizada por el aumento del desempleo, el empobrecimiento y la exacerbación de inequidades de larga data hace necesario el trabajo conjunto de diferentes sectores económicos y de gobierno para una recuperación y transformación de los sistemas de salud hacia la salud universal, y hacia sociedades más equitativas y resilientes.
Para la OPS, América debe transformar los sistemas de salud con un enfoque de atención primaria abordando tanto la renovación de las funciones esenciales de la salud pública como la preparación de las redes asistenciales para ampliar acceso y responder ante eventuales nuevas emergencias con sostenibilidad del financiamiento público y la protección social.
El organismo regional explicó que la ausencia de estados de bienestar y protección social perpetúa la desigualdad en el continente y argumentó que para combatir esta inequidad se precisan alianzas estratégicas que impulsen la participación social y las inversiones en los servicios básicos, como la salud.
Actualmente, millones de personas necesitan servicios sanitarios a los que no pueden acceder, por lo que la OMS exhortó a los líderes mundiales a hacer mayores inversiones para construir sistemas de sanidad resilientes y a retomar el camino hacia la salud universal tras la pandemia.
También subrayó que los sistemas sanitarios deben incrementar sus capacidades para estar preparados en caso de nuevas emergencias de salud pública y no volver a verse desbordados ni obligados a interrumpir los servicios esenciales, que deberían centrarse en una atención centrada en las personas, las familias y las comunidades.
Según la agencia, el acceso equitativo a la salud debe priorizar a las mujeres, los niños, los adolescentes y los grupos más vulnerables porque son los que enfrentan las mayores barreras para acceder a la atención esencial de la salud.
En Europa, el brazo regional de la OMS conminó a los países a aprender de crisis pasadas y a evitar que los pagos directos de la atención sanitaria empujen a las personas a la pobreza en este invierno.
Haciendo un repaso histórico, apuntó que durante la crisis económica que siguió a la crisis financiera mundial en 2008, los recortes y el crecimiento más lento del gasto público en salud provocaron escasez de personal, esperas prolongadas y restricciones de cobertura en muchos países europeos, incrementando la desigualdad en el acceso asequible a la atención de salud.
Detalló que en ese entonces seis países restringieron el derecho a la atención médica financiada con fondos públicos, lo que afectó a las personas en situaciones precarias; 17 países redujeron la cobertura de los beneficios de salud; y 24 países aumentaron los cargos al paciente.
Un estudio mostró que en los países con los mayores recortes en los presupuestos de salud, se duplicó la proporción de personas que renunciaron a la atención médica debido al costo, y también aumentaron las dificultades financieras causadas por los pagos directos.
Con estos antecedentes y en el contexto de la guerra en Ucrania y la inflación, la OMS pidió a los países a que incrementen el gasto público en salud y den prioridad a la protección de las personas más necesitadas.
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