La crisis del mercado de trabajo provocada por la pandemia de COVID-19 dista mucho de haber terminado, por lo que al menos hasta 2023 el crecimiento del empleo no logrará compensar las pérdidas sufridas: OIT.
“La recuperación de la COVID-19 no es una mera cuestión sanitaria. También habrá que superar el grave daño a las economías y las sociedades. Sin un esfuerzo deliberado para acelerar la creación de empleo decente y ayudar a los miembros más vulnerables de la sociedad, y a la recuperación de los sectores de la economía más afectados, los efectos de la pandemia podrían prolongarse durante años en forma de pérdida de potencial humano y económico, y de mayor pobreza y desigualdad”, aseguró Guy Ryder, director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Añadió que es necesario conformar una estrategia integral y coordinada, basada en políticas centradas en las personas y respaldadas por la acción y la financiación. “No puede haber una recuperación real sin una recuperación de puestos de trabajo dignos”, subrayó.
De acuerdo al estudio “Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Tendencias 2021”, la crisis del mercado de trabajo provocada por la pandemia de COVID-19 dista mucho de haber terminado, por lo que al menos hasta 2023 el crecimiento del empleo no logrará compensar las pérdidas sufridas, señala un análisis elaborado por la OIT.
Las proyecciones presentadas en el estudio indican que el déficit de puestos de trabajo derivado de la crisis mundial llegará a los 75 millones en este año para luego reducirse a 23 millones en 2022. La correspondiente pérdida en horas de trabajo, que contempla la disminución de puestos de trabajo y la reducción de horas, equivale a 100 millones de empleos a tiempo completo para este año, y a 26 millones de empleos a tiempo completo en 2022.
El organismo internacional destaca que esta insuficiencia de puestos y horas de trabajo viene a añadirse a los persistentes niveles de desocupación, subutilización de la mano de obra y condiciones de trabajo deficientes anteriores a la crisis.
En consecuencia, la OIT prevé que en 2022 el número de personas desempleadas en el mundo se sitúe en 205 millones, cifra muy por encima de los 187 millones de 2019. Esta cifra equivale a una tasa de desocupación del 5.7 por ciento. Antes del periodo de crisis del COVID-19, solo se había registrado una tasa similar en 2013.
?La crisis del mercado laboral creada por la #COVID19 está lejos de terminar.
?El crecimiento del empleo será insuficiente para compensar las pérdidas sufridas hasta al menos 2023.
Consulte el nuevo informe global de la OIT publicado hoy: https://t.co/fzSWWKj0KQ#WESO2021 pic.twitter.com/k0k1Ts8els
— OIT (@OITnoticias) June 2, 2021
Con lo que respecta a las regiones que más han resentido las afectaciones en el ámbito laboral durante el primer semestre del presente año son América Latina y el Caribe, así como Europa y Asia Central. En ambos casos, la pérdida estimada de horas de trabajo superó el 8 por ciento en el primer trimestre y el 6 por ciento en el segundo, mientras que a nivel mundial y en los mismos periodos las tasas fueron de 4.8 y 4.4 por ciento.
De acuerdo a la OIT, la recuperación del empleo a nivel mundial podría acelerarse en la segunda mitad de 2021, “siempre y cuando la situación pandémica general no se agrave”. Menciona que debido a la desigualdad de acceso a las vacunas y la limitada capacidad de la mayoría de las economías desarrolladas y emergentes para respaldar medidas de estímulo fiscal fuertes, la recuperación será dispareja. Además, señala que es probable que la calidad de los nuevos puestos de trabajo en esos países sea inferior.
El estudio del organismo indica que la caída del empleo y de las horas de trabajo se ha traducido en una reducción drástica de los ingresos laborales y el consiguiente aumento de la pobreza. Menciona que en el mundo las personas y sus familias que viven con una suma inferior a 3.20 dólares estadounidenses al día se ha engrosado con 108 millones de personas.
Según el estudio “los cinco años de avance hacia la erradicación de la pobreza laboral se han perdido”, y ello empaña el horizonte de la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible de haber erradicado la pobreza en 2030.
El informe de la OIT resalta que la crisis generada por el COVID-19 ha afectado con más dureza a los trabajadores más vulnerables, de ahí que también haya agravado las desigualdades preexistentes. “Dada la falta de protección social generalizada –por ejemplo, la de los 2000 millones de trabajadores del sector informal– las perturbaciones laborales relacionadas con la pandemia han tenido consecuencias catastróficas para los ingresos y los medios de subsistencias de las familias”.
Grupos más afectados
Entre los hallazgos que presenta el estudio de la OIT, las mujeres se han visto excesivamente afectadas por la crisis del COVID-19. En 2020, la contracción del empleo femenino fue del cinco por ciento frente al 3.9 por ciento del empleo masculino. También fue más elevado el porcentaje de mujeres que quedó fuera del mercado laboral y pasó a la inactividad.
Otra de las cuestiones que se han podido observar es que en el tiempo que ha durado la pandemia, las responsabilidades domésticas han aumentado y en algunos casos se ha generado el riesgo de un “retorno a lo convencional” con respecto a los roles de género.
En lo que corresponde al empleo juvenil, en el mundo se redujo en 8.7 por ciento en 2020 con respecto a la disminución del 3.7 por ciento que presentó el empleo de adultos, y la caída más pronunciada se registró en los países de ingreso mediano. El organismo advirtió que el aplazamiento y la perturbación de la experiencia temprana en el mercado laboral de las personas jóvenes podrían prolongarse durante años.
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