Religiones no deben ser fuente de división: Francisco

“La paz se construye en el coro de las diferencias” afirmó el Santo Padre Francisco, ante un grupo de 17 líderes de diferentes religiones, en el Arzobispado de Rangún, durante el segundo día de su visita a Myanmar. Su Santidad arribó este lunes a la nación asiática y en ese día no se pronunciaron discursos oficiales, solo un recibimiento oficial y posteriormente ya en el Arzobispado recibió al líder del Ejército birmano, el general Hlaing.


Segunda Jornada


Su primer encuentro de esta segunda jornada fue la visita de los lideres religiosos, a quienes les agradeció la deferencia por acudir al Arzobispado, mencionó que “quizás tendría que haber ido yo a visitar a cada uno de ustedes, pero han sido generosos y me han ahorrado el trabajo. Gracias”.

Señaló que al verlo le vino a la mente un salmo que dice: “que hermoso es ver a los hermanos unidos” y agregó que “unidos no quiere decir iguales”, ya que cada uno tiene sus riquezas pero también sus deficiencias. Que cada persona y confesión religiosa tiene riquezas que compartir lo que solo puede ocurrir en la paz. Indicó que la paz es la armonía y que existe una tendencia mundial a la uniformidad lo que equivale a matar la humanidad, que es una colonización ideológica.

Indicó que de las diferencias aprendemos mutuamente como hermanos y que no debemos tener miedo a las diferencias. “Uno es nuestro Padre y nosotros somos hermanos. Querámonos como hermanos. Y si discutimos entre nosotros que sea como hermanos. Que enseguida se reconcilian”, señaló.

Más tarde viajó a la ciudad de Naipiydó y sostuvo encuentros privados con el Presidente de Mynamar Htin Kyaw así como con Aung Suu Kyi, quien se desempeña como Consejero de estado y Ministro del Exterior.

Posteriormente en el Convention Centre Nay Pyi Taw, se presentó al Encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático. En su discurso el Papa recordó que esta visita se realiza tras el establecimiento de relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y Myanmar, signo que quiere ver como señal de la nación en su cooperación constructiva en la comunidad internacional y en renovar el tejido social.

Señaló que la mayor riqueza del país es su gente la que ha sufrido mucho por diferentes conflictos que han creado divisiones por lo que indicó que “la curación de estas heridas debe ser una prioridad política y espiritual fundamental”.

Indicó que el proceso de reconciliación nacional solo puede avanzar sobre la justicia y el respeto a los derechos humanos, los cuales fueron compendiados tras la terrible experiencia de la dos Guerras Mundiales, para poder resolver nuestras diferencias no a través de la fuerza sino mediante el diálogo. Enfatizó que “el futuro de Myanmar debe ser la paz”.

Por otro lado, subrayó que en este proceso que las comunidades religiosas tienen un papel privilegiado de colaboración en la paz, “las diferencias religiosas no deben ser una fuente de división y desconfianza” sino un impulso hacia el perdón y la tolerancia. 

“Las religiones pueden jugar un papel importante en la cicatrización de las heridas emocionales, espirituales y psicológicas de todos los que han sufrido en estos años de conflicto”, señaló.

Finalmente, indicó que el futuro es de los jóvenes por lo que pidió que tengan oportunidades reales de educación y empleo, que su formación cultive los valores de la honestidad y la solidaridad, y enfatizó que no podemos dejarles un mundo deteriorado ambientalmente.

En este encuentro lo acompañó en el escenario con Aung Suu Kyi, quien luchó por la democracia en su país y recibió el Premio Nobel de la Paz en 1991, hoy con responsabilidades en el Estado.

 

 

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