Guy Ryder, director general de la OIT, dijo que ya se están observando daños potencialmente duraderos en el mercado de trabajo, junto con un preocupante aumento de la pobreza y la desigualdad.
La recuperación del empleo a nivel mundial tardará más allá de este año, por lo que podría mostrar niveles anteriores al coronavirus hasta 2023 como mínimo, previó la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y destacó que este año se prevé que la tasa mundial de participación en la fuerza de trabajo se mantendrá 1.2 punto porcentual por debajo de la de 2019.
El informe “Perspectivas sociales y del empleo en el mundo 2022” estimó que en 2022 el desempleo se situará en 207 millones de personas desocupadas, en comparación con los 186 millones de 2019, pero destacó que el efecto general en el empleo es significativamente mayor al representado en estas cifras, toda vez que “muchas personas han abandonado la fuerza de trabajo”.
A pesar de los datos negativos para este año que recién inicia, el escenario supone una mejora comparado con 2021, destaca el documento.
En la reducción de empleos ha influido el efecto que las variantes del virus del COVID-19, como Delta y Ómicron, así como la significativa incertidumbre respecto del curso futuro de la pandemia, señala el informe.
Asimismo, señala que cada vez se acrecientan las diferencias entre grupos de trabajadores y entre países como consecuencia de la pandemia.
“Dichas diferencias están agudizando las desigualdades en los países y entre ellos, y debilitando el entramado económico, financiero y social de casi todas las naciones, independientemente de su nivel de desarrollo. Es probable que se necesiten años para reparar este daño, y podría haber consecuencias a largo plazo sobre la participación en la fuerza de trabajo, los ingresos de los hogares y la cohesión social y, posiblemente, sobre la cohesión política”, subraya.
En este sentido, resalta que en la crisis laboral se está padeciendo en todo el mundo, sin embargo la recuperación es desigual pues mientras en Europa y América del Norte hay indicios de recuperación más alentadores, mientras que en Asia Sudoriental y América Latina y el Caribe el panorama es “más negativo”.
Añade que a nivel nacional, la recuperación del mercado de trabajo más fuerte se observa en los países de ingreso alto, mientras que las economías de ingreso mediano-bajo son las que salen peor paradas.
El informe de la OIT advierte que el efecto desproporcionado de la crisis sobre el empleo femenino se mantendrá en los próximos años, enfatiza que en el largo plazo el cierre de instituciones de educación y formación tendrá “un efecto dominó” para los jóvenes, en particular para quienes no tienen acceso a internet.
La publicación advierte que el cierre y la desaparición de millones de pequeñas y medianas empresas (pymes) en la región auguran una recuperación del mercado laboral más lenta que el repunte económico, al igual que un deterioro en la calidad del empleo.
El director general de la OIT, Guy Ryder, dijo que tras dos años de crisis “la perspectiva sigue siendo frágil y la vía hacia la recuperación lenta e incierta”. Asimismo, resaltó que “ya estamos observando daños potencialmente duraderos en el mercado de trabajo, junto con un preocupante aumento de la pobreza y la desigualdad”.
“No puede haber una verdadera recuperación de esta pandemia sin una amplia recuperación del mercado de trabajo. Y, para ser sostenible, esta recuperación debe basarse en los principios del trabajo decente, con inclusión de salud y seguridad, igualdad, protección social y diálogo social”.
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