Seguramente todos los seres humanos hemos deseado que cuando atravesamos por algún problema este se resuelva en un abrir y cerrar de ojos y no en pocas ocasiones bajo este anhelo en lugar de poner sobre la mesa las opciones más sensatas para salir adelante, mejor abrimos escuchamos “voces mágicas” que dicen tener la solución y para ello nos ofrecen bajar las estrellas y la luna.
Pues eso mismo suele suceder en muchos lugares del mundo en donde su población tiene grandes necesidades y pocas expectativas de resolverlos en corto tiempo y sin sacrificios, ante estas situaciones en diversas latitudes aparecen “soluciones mágicas” y “magos” que parecieran tener entre sus manos la soluciones que el pueblo busca.
El populismo es un fenómeno político que ha ganado fuerza en diversas regiones del mundo durante las últimas décadas. Aunque sus manifestaciones varían dependiendo del contexto histórico, cultural y social, en esencia, se caracteriza por un discurso que opone a “el pueblo” contra “la élite”.
El populismo simplifica los problemas complejos y ofrece soluciones rápidas que a menudo carecen de sustento técnico. El populismo puede surgir tanto desde la derecha como desde la izquierda del espectro político, y sus consecuencias tienen un impacto significativo en las democracias modernas.

Históricamente, el populismo ha surgido en momentos de crisis económica, desigualdad social o descontento con las instituciones tradicionales. Los líderes populistas se presentan como defensores del ciudadano común frente a una élite corrupta o desconectada además, se caracteriza por utilizar una retórica emocional y simplificadora que apela a las preocupaciones cotidianas de la población, generando un sentimiento de identidad colectiva y una oposición binaria entre “nosotros” y “ellos”.
Entre las características más comunes del populismo están la crítica a las instituciones democráticas, el rechazo a los medios de comunicación tradicionales y la promesa de devolver el poder al pueblo. Además, los líderes populistas suelen utilizar las redes sociales para comunicarse directamente con la ciudadanía, eludiendo los canales institucionales y controlando el mensaje político.
En Europa, el populismo ha adquirido diferentes formas, tanto de derecha como de izquierda.
Los partidos populistas de derecha suelen centrarse en la inmigración, la soberanía nacional y el rechazo a las instituciones supranacionales como la Unión Europea.
Estos movimientos han penetrado fuertemente en algunos países como Francia, con el Frente Nacional que se convirtió en Agrupación Nacional y en los Países Bajos con el Partido por la Libertad, en ambos casos estos movimientos capitalizaron el miedo al cambio cultural y la pérdida de identidad nacional para ganar adeptos.
En tanto que los movimientos populistas de izquierda en Europa critican la austeridad económica y abogan por una mayor intervención del Estado para reducir las desigualdades sociales.
En el caso de América Latina la realidad no es diferente en las últimas décadas, el populismo ha resurgido con gran fuerza y entre sus máximos representantes de los últimos años destacó Hugo Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia, sin dejar de mencionar al expresidente Andrés Manuel López Obrador en México.
El común denominador de estos líderes ha sido su discurso antineoliberal con políticas de redistribución económica y una fuerte personalización del poder.
El populismo latinoamericano se caracteriza por una relación directa entre el líder y el pueblo, debilitando las instituciones intermedias como el parlamento o el poder judicial.
Si bien estas políticas han logrado reducir la pobreza en algunos casos, también han generado preocupaciones sobre la concentración de poder y el debilitamiento del estado de derecho.
Pero no todo el populismo se centra en América Latina, también en Estados Unidos existe este fenómeno que ha ido tanto del lado de la izquierda como de la derecha.
El caso más emblemático en los últimos años es el del presidente Donald Trump quien desde la primera ocasión que ocupó la presidencia centró su populismo de derecha con un discurso antiestablishment, nacionalista y crítico de la inmigración. Su retórica polarizadora y el uso estratégico de las redes sociales movilizaron a millones de votantes descontentos con el sistema político tradicional.

El populismo de izquierda en la Unión Americana en los últimos años puede mencionarse a Barack Obama, quién se autodenominó como populista en 2016 durante una conferencia de prensa conjunta en la que su homólogo mexicano en Enrique Peña Nieto criticó al populismo. Obama señaló que “cuando contendí en el 2008 (…) fue porque me preocupaba por la gente y quiero asegurarme de que cada niño tenga las mismas oportunidades que yo disfruté y me preocupo por la gente pobre, quienes trabajan muy fuerte sin poder progresar (…) Supongo que eso me hace un populista”.
Grandes desafíos
El ascenso del populismo plantea desafíos significativos para las democracias liberales. Por un lado, los movimientos populistas pueden dar voz a sectores marginados y cuestionar las fallas del sistema político. Por otro lado, el populismo puede erosionar las instituciones democráticas al concentrar el poder en manos de un líder carismático y debilitar los contrapesos institucionales.
En algunos casos, los gobiernos populistas han limitado la libertad de prensa, socavado la independencia judicial y promovido reformas constitucionales que extienden su permanencia en el poder. Además, la retórica populista puede exacerbar la polarización social, dificultando el consenso y la gobernabilidad.
Lo que nadie puede negar es que el populismo es un fenómeno complejo que refleja las tensiones y desigualdades en las sociedades modernas. Si bien puede ofrecer respuestas inmediatas a las demandas populares, también plantea riesgos para la estabilidad democrática y el estado de derecho. Comprender las causas del populismo y sus diversas manifestaciones es fundamental para abordar sus desafíos y fortalecer las instituciones democráticas en el futuro.
¿Crees que el mundo de hoy se debate entre los populismos de izquierda y derecha sin buscar soluciones equilibradas?
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