Ante 250 000 peregrinos, Francisco exhortó a los jóvenes a no tener miedo y seguir adelante con energía renovada “y esa inquietud constante que nos ayuda a ser más ‘testigos del Evangelio”.
Durante su visita a Panamá, con motivo de la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud, el Papa Francisco se dirigió al cuerpo diplomático, autoridades del país centroamericano y representantes de la sociedad civil, ante ellos hizo un llamado a mostrar a la juventud que ser un servidor público es sinónimo de honestidad y no corrupción.
El encuentro se realizó en el Palacio Bolívar, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, luego de la ceremonia de bienvenida y reunión privada con el presidente panameño Juan Carlos Varela en el Palacio Las Garzas.
Al inicio de la ceremonia el mandatario destacó el papel de la Iglesia en la historia panameña, su testimonio de atención a los más necesitados y su contribución en la educación.
Asimismo, Varela compartió con los presentes que recibió formación con los jesuitas y resaltó la exhortación apostólica Evangelii Gaudium del Papa Francisco. En este documento usted, indicó el presidente, “manifestó su petición a Dios por más políticos capaces y honestos y además se refirió a la política como una altísima vocación, siendo una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común”. “Este mensaje trasciende los confines del catolicismo”, afirmó.
Francisco, que agradeció las palabras del presidente, señaló a las autoridades que “las nuevas generaciones, desde su alegría y entusiasmo, desde su libertad, sensibilidad y capacidad crítica reclaman de los adultos, pero especialmente de todos aquellos que tienen una función de liderazgo en la vida pública, llevar una vida conforme a la dignidad y autoridad que revisten y que les ha sido confiada”.
“Es una invitación a vivir con austeridad y transparencia, en la responsabilidad concreta por los demás y por el mundo; llevar una vida que demuestre que el servicio público es sinónimo de honestidad y justicia, y antónimo de cualquier forma de corrupción”, indicó.
El Papa señaló que los jóvenes reclaman de todos, “comenzando por quienes nos llamamos cristianos (…) la osadía de construir una política auténticamente humana que ponga a la persona en el centro como corazón de todo”.
Esto implica “crear una cultura de mayor transparencia entre los gobiernos, el sector privado y la población toda”.
En su discurso, el papa también indicó que Panamá por su ubicación privilegiada “se vuelve un enclave estratégico no solo para la región sino para el mundo entero”. “Cada uno de ustedes ocupa un lugar especial en la construcción de la nación y está llamado a velar para que esta tierra pueda cumplir su vocación a ser tierra de convocatorias y encuentros”, señaló.
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Vayan adelante con energía renovadora e inquietud constante
Posteriormente al encuentro diplomático, el Papa Francisco participó en la ceremonia de apertura de la Jornada Mundial de la Juventud. Ahí ante unos 250 000 peregrinos afirmó: “El amor de Dios sabe más de levantadas que de caídas”, de “dar una nueva oportunidad que de condenar”.
“Fíjense que el amor que nos une es un amor que no ‘patotea’ ni aplasta, un amor que no margina, que no se calla, un amor que no humilla ni avasalla. Es el amor del Señor, un amor de todos los días, discreto y respetuoso, amor de libertad y para la libertad, amor que sana y levanta”, aseguró el Santo Padre.
También aseguró a los peregrinos que “Pedro está con ustedes para celebrar y renovar la fe y la esperanza. Pedro y la Iglesia caminan con ustedes”.
En ese sentido, señaló que la Iglesia quiere “reencontrar y despertar” junto a los jóvenes “la continua novedad y juventud de la Iglesia abriéndonos siempre a esa gracia del Espíritu Santo que hace siempre un nuevo Pentecostés”.
“No tengan miedo, vayan adelante con esa energía renovadora y esa inquietud constante que nos ayuda y moviliza a ser más alegres y disponibles, más ‘testigos del Evangelio’”, agregó.
El Santo Padre valoró la diferencia cultural, de idiomas, vestimenta, la historia de cada pueblo. “¡Cuántas cosas nos pueden diferenciar!, pero nada de eso impidió poder encontrarnos y sentirnos felices por estar juntos. Eso es posible porque sabemos que hay algo que nos une, hay Alguien que nos hermana”.
Asimismo, valoró el sacrificio de muchos jóvenes para lograr llegar a la JMJ, lo que los convierte en “verdaderos maestros y artesanos de la cultura del encuentro”, dijo el pontífice.
Por último, el Papa Francisco exhortó a los jóvenes que al concluir la JMJ recuerden y mantengan “vivo ese sueño que nos hermana y que estamos invitados a no dejar que se congele en el corazón del mundo” y a repetir en forma constante: “Señor, enséñame a amar como Tú nos has amado”.
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