Los microplásticos se han convertido en un problema de salud pública y ya se han registrado daños severos en la salud en Estados Unidos y Europa.
El plástico fue inventado en 1860, durante el siglo XIX; sin embargo, fue hasta finales de 1980 y principios de 1990 cuando su uso se popularizó. El objetivo con el que se creó el plástico fue alcanzar la máxima duración en todo tipo de objetos, pero lo que científicos no tomaron en cuenta fue que la duración del plástico podría ponernos en problemas y condenar la vida en el planeta.
Actualmente vivimos la época de oro del plástico y podemos encontrarlo en cualquier tipo de presentación. Pero lamentablemente ese material está destinado a rondar el planeta cerca de mil años, y para que te des una idea de la gravedad que enfrentamos, tan sólo en el mar las islas de plástico que flotan en el Pacífico podrían cubrir todo el territorio de Argentina.
Tal vez pensabas que las cosas no podían ser peores, pero lamentablemente no es así y los plásticos han empezado a convertirse en microplásticos, que básicamente son pedazos de plástico tan pequeños que en ocasiones son casi invisibles para el ojo humano.
Los microplásticos surgen cuando plásticos más grandes se desintegran a causa de factores en el ambiente, tales como el agua y el sol. Las partículas de plástico son microscópicas y en ocasiones pueden llegar a medir hasta 5 milímetros.
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Estudios de la Universidad Estatal de Nueva York y la Universidad de Minnesota arrojaron que 83% del agua de grifo en todo el planeta está contaminada de microplásticos y la institución Orb Media indicó que, en promedio una persona consume 14 partículas de microplásticos al día.
Microplásticos, potenciadores de cáncer
Rogelio Barrios Rosas, fundador de Proyecto EcoCiencias y coordinador nacional de Sustainable Development Solutions Network Youth México, aseguró que cuando los microplásticos entran a nuestro cuerpo comienzan a actuar como estrógenos y a generar estímulos que pueden propiciar cáncer y neoplasias.
“En el caso de las mujeres los estímulos de estrógeno, producidos por microplásticos, pueden generar mutaciones en las células del endometrio del útero y las glándulas mamarias”, lo que significa que ese material aumenta las posibilidades de contraer cáncer de mama y de útero.
“Los microplásticos son una bomba de químicos que al entrar en un organismo, comienzan a dañar su metabolismo y sus procesos fisiológicos”, comentó el coordinador de SDSN Youth y comparó el daño de los microplásticos con tragar un puño de medicamentos y antibióticos sin saber sus efectos. En otro enfoque, Barrios Rosas explicó que el daño que los microplásticos causan a los animales marinos inicia con el plancton. Ese microorganismo se alimentan de moléculas suspendidas en el agua o de otros microorganismos, entonces cuando hay micropartículas de plástico ellos los ingieren y los conservan en su organismo, posteriormente otros animales se alimentan de plancton lleno de microplásticos.
Además, Rogelio Rosas indicó que cuando los microplásticos están en los océanos se vuelven pequeñas islas llenas de sustancias y contaminantes tóxicos. “Tenemos muy contaminados los mantos acuíferos, en especial de contaminantes derivados de detergentes y las moléculas sintéticas que produce el ser humano se adhieren alrededor de los microplásticos.
Comentó que las maneras más efectivas de evitar los microplásticos son disminuir el consumo de carne roja y pescado, que se han vuelto los animales más afectados por los microplásticos, y recomendó los filtros para grifo de agua hechos con carbón activado, pues están fabricados para filtrar micras.
Finalmente, Rogelio Barrios hizo un llamado a la sociedad para trabajar en cambiar nuestro estilo de vida lineal por una economía circular, en donde todos los materiales se utilicen y no se produzca basura, pues de esa manera evitaremos que más plásticos terminen en el mar.
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