En los países que conforman la OCDE, el COVID-19 ha ocasionado alrededor de 2.5 millones de muertes en exceso, además de tener un impacto adverso importante en la salud mental, según un informe de salud del organismo.
La pandemia de COVID-19 contribuyó, de manera directa e indirecta, a un aumento en todos los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) del 16 por ciento en el número de muertes previstas para 2020 y el primer semestre de 2021, por lo que México resultó ser el país con más alto exceso de mortalidad al incrementarse 54.8 por ciento los fallecimientos en general en comparación con los cinco años anteriores y con una tasa de cuatro mil 456 muertes por cada millón de habitantes.
De acuerdo al informe “Panorama de la Salud 2021” elaborado por la OCDE, los datos preliminares para 2021 apuntan a una tendencia continua de exceso de mortalidad en los países que conforman este organismo, situación que ha sido notablemente más alta en México, Polonia, Lituania, Portugal, la República Eslovaca y Estados Unidos.
El estudio destaca que los fallecimientos adicionales el año pasado causados indirectamente por COVID-19 o por factores no relacionados, podrían indicar que se presentó un posible subregistro de algunas muertes por SARS-CoV-2, particularmente en ausencia de pruebas generalizadas al principio de la pandemia.
En 2019, la esperanza de vida al nacer era de 81 años en promedio en los países de la OCDE, más de 10 años que en 1970, con base en datos comparables se observó que cayó en 24 mayormente en Estados Unidos (-1.6 años) y España (-1.5 años).
Además, según el estudio de los países de la OCDE, México, Letonia, Lituania, Hungría y Colombia tienen la esperanza de vida más baja, con menos de 77 años en 2019.
Uno de los temas que se abordó en el informe fue el de la vacunación, al respecto México se colocó como la tercera nación, a fecha del 1 de noviembre, con la tasa de vacunación más baja, con 47 por ciento de la población inmunizada, frente al 65 por ciento de media en los 37 países miembros de los que existen datos.
Su posición relativa ha retrocedido en los últimos meses, ya que a comienzos de julio ocupaba el sexto puesto por la cola, lo que ilustra la lentitud de la campaña de vacunación, que como recuerda la organización, está permitiendo reducir netamente el impacto de la pandemia en términos de hospitalizaciones y de muertes.
Daños colaterales
En el informe “Panorama de la Salud 2021” se sostiene que el impacto de la pandemia en la salud mental ha sido enorme. La prevalencia de casos de ansiedad y depresión aumentaron más del doble de los niveles observados antes de la crisis en la mayoría de los países con datos disponibles, sobre todo en México, Reino Unido y Estados Unidos.
La pandemia de COVID-19 también causó un gran impacto indirecto en las personas no infectadas por el virus, indica el análisis y menciona como ejemplo que las pruebas de detección del cáncer de mama se redujeron cinco puntos porcentuales promedio en 2020 en comparación con 2019.
En otros casos como reemplazo de cadera, la mediana de días transcurridos en lista de espera aumentó en promedio 58 días, en tanto que se incrementó 88 días en el de rodilla en 2020, en comparación con un año antes.
Por otra parte, el COVID-19 provocó un fuerte incremento del gasto en salud, lo que aunado a la reducción de la actividad económica, la relación media entre el gasto en salud y el Producto Interno Bruto (PIB) se elevó del 8.8 por ciento en 2019 al 9.7 por ciento en 2020.
La pandemia evidenció la persistente escasez de personal sanitario y la gran necesidad de invertir más en los próximos años en mejorar la atención primaria de salud y prevenir enfermedades, así como en reforzar la resiliencia y la capacidad de los sistemas sanitarios. De hecho, el informe señala que el gasto sanitario sigue centrándose principalmente en la atención curativa y no en la prevención de enfermedades y la promoción de la salud, y que se gasta mucho más en hospitales que en atención primaria. Antes de la pandemia, el gasto sanitario ascendía a más de cuatro mil dólares por persona de media en los países de la OCDE, llegando a casi 11 mil dólares en Estados Unidos. Los servicios hospitalarios y ambulatorios constituyen la mayor parte del gasto sanitario y suelen representar el 60 por ciento de todo el gasto sanitario.
Aunque el número de médicos y enfermeras ha aumentado en la última década en casi todos los países de la OCDE, la escasez persiste. Según el informe, la falta de personal sanitario y de cuidados de larga duración está resultando ser un obstáculo más importante que las camas y el equipamiento de los hospitales.
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