A nivel mundial, mil 400 millones de niñas y niños de entre cero y 15 años carecen de cualquier forma de protección social básica, situación que los deja vulnerables a enfermedades prevenibles, mala nutrición, falta de educación, desigualdad y pobreza, revela un estudio elaborado por Save the Children, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Los niños siguen teniendo el doble de probabilidades que los adultos de vivir en la pobreza. De acuerdo al análisis, más de 800 millones de niños viven con menos de 3.20 dólares al día, mil 300 millones de niños viven con menos de 5.50 dólares al día y más de mil millones viven en la pobreza multidimensional, privados de factores clave que inciden en la infancia como una salud, educación y nutrición adecuadas.
La pobreza extrema en la que viven tiene repercusiones en los niños tanto inmediatas como permanentes como aumento de las violaciones de derechos, como el trabajo infantil y el matrimonio infantil, y disminuyen sus aspiraciones y oportunidades. “Ese potencial humano no realizado tiene inevitables implicaciones adversas y a largo plazo para las comunidades, las sociedades y las economías en general”, afirma el estudio.
Las organizaciones que elaboraron el informe aseguran que es muy preocupante que los avances en el aumento de la cobertura efectiva a nivel mundial lleven estancados desde 2016 y destacan que de ese tiempo a la fecha, las tasas correspondientes a los niños de 0 a 15 años no han progresado o incluso se han estancado.
A este respecto el análisis indica que en 2020, solo el 26.4 por ciento de los niños menores de 15 años de todo el mundo recibían prestaciones monetarias de protección social (lo que equivale a 523 millones de niños que contaban con una cobertura efectiva y mil 460 millones sin ninguna cobertura), mientras que en 2016 la tasa de cobertura efectiva de los niños era del 27.2 por ciento (528 millones de niños que contaban con una cobertura efectiva y mil 410 millones sin ninguna cobertura). “La población infantil está aumentando, pero la cobertura efectiva de los niños está disminuyendo”, subraya la investigación.
El descenso más pronunciado se ha producido en las Américas, donde la cobertura cayó 6.4 puntos porcentuales, pasando del 63.8 por ciento al 57.4 por ciento. En otros lugares, añade el reporte, los avances han sido insuficientes y la cobertura está estancada. Por ejemplo, sigue siendo relativamente baja en los Estados Árabes, donde se sitúa en 15. por ciento. La cobertura disminuyó ligeramente del 84.6 por ciento al 82.3 por ciento en Europa y Asia Central. En África, que sigue registrando la cobertura efectiva más baja de todas las regiones, ha disminuido ligeramente desde 2016, pasando del 12.8 por ciento al 12.6 por ciento. En Asia y el Pacífico, la cobertura se ha mantenido más o menos igual y en la actualidad es del 18 por ciento.
Otro aspecto que resalta el estudio es que las familias de niños con discapacidad se enfrentan a costos más elevados, dado el apoyo y los cuidados adicionales que estos necesitan para llevar una vida plena; sin embargo, las responsabilidades adicionales de cuidados en el hogar hacen que aunque las necesidades sean mayores, los ingresos sean a menudo menores.
Las prestaciones universales por hijo con discapacidad pueden ser una base fundamental para los niños con discapacidad y un punto de partida para extender las prestaciones por hijo a cargo de forma más generalizada; pero también es necesario conectarlas con ayudas y servicios adicionales, apunta el estudio.
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