El presidente de China, Xi Jinping, llegó hoy a Palm Beach, en la costa sudoriental del estado de Florida de Estados Unidos, para reunirse por primera ocasión con su homólogo estadounidense, Donald Trump, con el fin de trazar el rumbo de los lazos bilaterales en una nueva era.
El encuentro de los dos mandatarios será en Mar-a-Lago, la lujosa residencia del presidente Trump en Florida.
Será el viernes cuando formalmente sostengan “una serie de reuniones que concluirán con un almuerzo de trabajo”, explicó ayer Matt Pottinger, director para Asia en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
El primer tema espinoso es Corea del Norte, que volvió a desafiar a Estados Unidos y a la comunidad internacional el miércoles lanzando su quinto misil en lo que va de año.
Aunque ambos países deberían continuar su “tradición” diplomática de mantener “compromisos fuertes”, hay varias piedras angulares en el camino por analizar, destacó el miércoles Susan Thornton, responsable para Asia del Departamento de Estado.
Trump le exigió a China “resolver” el asunto de Corea del Norte porque, si no, “lo haremos nosotros”, y aseguró que la “amenaza” coreana “será uno de los primeros puntos a tratar con Xi”.
Trump quiere abordar el déficit de Estados Unidos con China, que se elevó a 350 mil millones de dólares en 2016. China impone un arancel del 25% a las importaciones de vehículos, limita las importaciones de muchos productos agrícolas y cierra el importante sector de servicios a las inversiones extranjeras.
El presidente Trump se llevará a Xi a su club privado de Mar-a-Lago, a donde también viajó en febrero con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, con el argumento de que allí podrían establecer un vínculo personal.
Matt Pottinger, que estuvo a cargo de planificar la cumbre, dijo que habrá una “interacción distendida” a pesar del trasfondo de tensiones sobre el comercio y Corea del Norte.
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