El papa Francisco, en su viaje número 29 fuera de Italia, realiza una breve pero intensa visita a Macedonia.
Por primera vez un papa visita Macedonia, la tierra de santa Teresa de Calcuta, quien dio su vida por los pobres entre los pobres e inspiró a miles en todo el mundo a seguir su estilo de vida y de servicio por amor a Cristo. Calcuta, ubicada en India fue donde brilló esta luz, dando origen a la labor entre los pobres de Madre Teresa y a las Misioneras de las Caridad, orden fundada por la santa.
En su viaje número 29 el papa Francisco, después de haber visitado Bulgaria, ha hecho escala en Sköpie, Macedonia, ciudad natal de la Madre Teresa; aún cuando la visita se programó sólo para un día el programa de actividades es muy intenso.
El obispo de Roma visitó el memorial de la Madre Teresa y agradeció a Dios por su carisma. “Acogiendo el grito de Jesús en la cruz, ‘tengo sed’, Madre Teresa ha calmado la sed de Jesús en la cruz, cumpliendo las obras del amor misericordioso”.
Pidió a la santa su intercesión para que “también nosotros obtengamos la gracia de estar vigilantes y atentos al grito de los pobres, de aquellos que están privados de sus derechos, de los enfermos, de los marginados, de los últimos. Que Él nos conceda la gracia de verlo en los ojos de quien nos mira porque necesita de nosotros. Que nos dé un corazón que sepa amar a Dios presente en cada hombre y mujer, y que sepa reconocerlo en aquellos que están afligidos por el sufrimiento y la injusticia”.
En la homilía de la santa misa en Macedonia indicó que la muchedumbre que atestiguó la multiplicación de los panes hecha por Jesús descubrió que tenían hambre de Dios, de fraternidad, de encuentro y fiesta compartida.
Señaló que “nos hemos acostumbrado a comer el pan duro de la desinformación y hemos terminado presos del descrédito, las etiquetas y la descalificación; hemos creído que el conformismo saciaría nuestra sed y hemos acabado bebiendo de la indiferencia y la insensibilidad; nos hemos alimentado con sueños de esplendor y grandeza y hemos terminado comiendo distracción, encierro y soledad; nos hemos empachado de conexiones y hemos perdido el sabor de la fraternidad”.
Y agregó que “hemos buscado el resultado rápido y seguro y nos vemos abrumados por la impaciencia y la ansiedad. Presos de la virtualidad hemos perdido el gusto y el sabor de la realidad”.
El papa sugirió que digamos sin miedo “tenemos hambre, Señor. Tenemos hambre, Señor, del pan de tu Palabra capaz de abrir nuestros encierros y soledades. Tenemos hambre, Señor, de fraternidad para que la indiferencia, el descrédito, la descalificación no llenen nuestras mesas y no tomen el primer puesto en nuestro hogar. Tenemos hambre, Señor, de encuentros donde tu Palabra sea capaz de elevar la esperanza, despertar la ternura, sensibilizar el corazón abriendo caminos de transformación y conversión”.
Además indicó que sólo se nos pide venir, no sólo trasladarse sino dejarse mover interiormente. Subrayó que Madre Teresa fundamentó su vida en Jesús Eucaristía y en el Jesús oculto en el hermano, en el amor que daba y recibía.
Macedonia a mediados del siglo pasado, en el periodo entre guerras, se mantuvo dentro de Yugoslavia y en 1992 por medio de un plebiscito decidieron su autonomía, no sin dificultades por la escisión; fue reconocida como un Estado miembro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1993.
Con información de Vatican y Guía del Mundo