El dictador de un nuevo orden mundial

Ucrania cedió en los años 90 el tercer arsenal nuclear más grande del mundo con la condición explícita de que Estados Unidos, Gran Bretaña y Rusia salvaguardaran su soberanía y fronteras. Hoy, esta promesa parece desvanecerse bajo la sombra del nuevo mandato de Donald Trump, marcando una profunda crisis de confianza hacia Estados Unidos por parte de sus aliados europeos. El artículo quinto del tratado de la OTAN, que asegura que un ataque contra uno de sus miembros es un ataque contra todos, parece estar en jaque frente a la postura aislacionista y de negociaciones unilaterales promovida por Trump.

La consecuencia inmediata es una creciente incertidumbre sobre la protección nuclear estadounidense, lo que podría abrir las puertas a una era peligrosa de proliferación nuclear. Países como Alemania, Polonia, Corea del Sur y Japón, conscientes de su vulnerabilidad estratégica frente a Rusia o China, podrían avanzar decididamente en planes de desarrollo nuclear independiente, como advierten diversos especialistas internacionales.

El presidente Trump, en busca de un legado histórico que lo sitúe en el centro de grandes acuerdos globales, se proyecta como pacificador mundial, visualizándose en escenarios similares a los acuerdos históricos como Yalta, donde Churchill, Stalin y Roosevelt reconfiguraron el mundo de posguerra. En este afán de reconocimiento internacional, el presidente estadounidense podría estar siendo manipulado estratégicamente por líderes como Vladimir Putin, quien promete soluciones de paz en Ucrania y garantías frente a Irán a cambio de concesiones territoriales sustanciales. Sin embargo, analistas políticos anticipan que estos acuerdos podrían terminar en fracasos significativos, con consecuencias dramáticas para la estabilidad internacional.

La era Trump también implica riesgos internos. Estados Unidos ha sostenido históricamente una alta valoración de sus mercados financieros, atribuible principalmente a su sólido Estado de derecho, protección de minorías accionistas y fuerte respeto a la propiedad privada. No obstante, la administración Trump muestra un peligroso debilitamiento de estos principios fundamentales.

Ejemplos claros incluyen la absolución de insurrectos involucrados en el asalto al Capitolio el 6 de enero, amenazas contra jueces independientes y la instrumentalización política del aparato judicial contra figuras críticas como Anthony Fauci. Todo esto, como sostiene el economista y politólogo mexicano Luis Rubio, “está minando peligrosamente las instituciones democráticas estadounidenses y podría impactar negativamente la confianza global hacia Estados Unidos” (Rubio, 2024).

Trump ha decidido utilizar los aranceles comerciales como arma de negociación. Desde una perspectiva económica, esta política refleja un profundo malentendido del funcionamiento de la balanza de pagos y las cadenas globales de valor. El economista Enrique Quintana subraya que Trump ignora deliberadamente que un déficit en cuenta corriente es consecuencia directa de un superávit en cuenta de capitales. Estados Unidos, precisamente por ser destino preferencial para las inversiones extranjeras, necesariamente incurre en déficit comercial (Quintana, 2024).

Históricamente, experiencias como la Ley Smoot-Hawley de 1930, que impuso elevados aranceles, demuestran efectos devastadores para la economía global. Según historiadores, esto contribuyó significativamente al colapso económico de Alemania y al ascenso del nazismo, con las terribles consecuencias que le siguieron.

Trump parece desconocer que la economía contemporánea, dominada por cadenas de suministro altamente especializadas y por servicios tecnológicos avanzados, es fundamentalmente incompatible con el proteccionismo arancelario que promovió el presidente McKinley en el siglo XIX.

La política arancelaria de Trump además genera una presión inflacionaria considerable. Estimaciones recientes indican que la imposición de aranceles ha incrementado la expectativa de inflación anual en Estados Unidos de cerca del 3% a casi un 4%, complicando aún más las perspectivas fiscales del país (INEGI, 2024).

En términos fiscales, la situación es aún más preocupante. Las recientes propuestas de reducción de impuestos promovidas por figuras como Elon Musk mediante iniciativas como el Departamento para la Eficiencia Gubernamental (DOGE), apenas logran ahorros marginales, mientras que las propuestas fiscales de Trump podrían implicar costos fiscales adicionales de hasta 450 mil millones de dólares anuales. Larry Summers, exsecretario del Tesoro, advierte que si se mantienen estas políticas, Estados Unidos podría enfrentar déficits fiscales de doble dígito y tasas de interés sumamente elevadas, poniendo en peligro la estabilidad económica del país (Summers, 2024).

El regreso de Trump a la presidencia ha generado movimientos estratégicos importantes en otras regiones del mundo. Europa, especialmente Alemania, está reorientando su política militar, incrementando significativamente el gasto en defensa para compensar la ausencia percibida de apoyo estadounidense. Esta decisión podría revitalizar económicamente la región, aunque también implica riesgos políticos internos considerables debido a la inevitable presión sobre el Estado de bienestar social europeo.

Países como Finlandia y Polonia están reconsiderando incluso tratados internacionales clave, como el relativo a la prohibición de minas terrestres, ante el temor creciente de invasiones por parte de Rusia, indicando un deterioro preocupante del orden multilateral vigente desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

El retorno de Trump marca un punto de inflexión en la geopolítica global, caracterizado por la erosión de las alianzas tradicionales, un potencial debilitamiento de las instituciones democráticas en Estados Unidos, y una política económica anacrónica y peligrosa para la estabilidad financiera mundial.

Sin embargo, el contrapeso interno en Estados Unidos aún es posible. Los próximos meses serán cruciales para determinar si el Partido Demócrata logra reorganizarse efectivamente alrededor de un liderazgo moderado que pueda recuperar control legislativo en las elecciones intermedias. De suceder esto, podríamos observar un retroceso en las medidas más extremas de Trump, permitiendo un reequilibrio y cierta recuperación de la estabilidad internacional.

En definitiva, el escenario actual presenta grandes riesgos pero también la posibilidad de importantes cambios positivos, siempre que se imponga una visión racional, informada y responsable sobre las decisiones impulsivas y peligrosamente simplistas que predominan en el discurso político actual. La comunidad internacional y los ciudadanos deberán estar atentos y activos en defensa de un orden global más justo, seguro y sostenible.


Fuentes consultadas:

  • Luis Rubio, artículo “El debilitamiento del Estado de Derecho en EE.UU.”, Reforma, 2024.
  • Enrique Quintana, “Las trampas de la balanza comercial y los aranceles de Trump”, El Financiero, 2024.
  • Larry Summers, conferencia sobre políticas fiscales en Sun Valley, julio 2024.
  • INEGI, estadísticas económicas internacionales, 2024.

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