Es necesario trabajar en políticas que garanticen los derechos de igualdad, la no discriminación, la libertad de expresión y el derecho a vivir una vida libre de violencia, exhortan expertos en derechos humanos.
Cada persona es única e inigualable. Cada creencia e ideología tiene lugar en la sociedad, siempre y cuando no afecte los derechos de alguien más.
“La gente es naturalmente diversa; sólo la tolerancia puede asegurar la supervivencia de comunidades mixtas en cada región del mundo”, señala la Organización de las Naciones Unidas con motivo del Día Internacional de la Tolerancia que se conmemora cada 16 de noviembre.
Sin embargo, las diferencias ideológicas, físicas, económicas y sociales han generado división en algunos sectores de la población: hay lugares en los que las personas no pueden gozar de las libertades que les corresponde como parte de los derechos humanos y están expuestas a actos de discriminación y de violencia.
En ese sentido, la ONU subraya la esencial importancia de la tolerancia, ahora más que nunca, “en una era en la que el extremismo y el radicalismo violento van en aumento y los conflictos se caracterizan por un menosprecio fundamental de la vida humana”.
Y es que, los discursos de odio hacia personas migrantes, grupos minoritarios y étnicos persisten, y en algunas ocasiones son emitidos por figuras públicas que influyen en sus seguidores y en la opinión pública.
Un grupo de expertos en derechos humanos de distintos países, expresaron su preocupación por el aumento de mensajes de odio que deshumanizan a ciertos grupos de la población. Asimismo, advierten que generalizar y describir a grupos de personas como “peligrosos” o “inferiores” no es un fenómeno nuevo, pero la historia de la humanidad ha dado cuenta que el odio ha conducido a tragedias catastróficas.
Una de las personalidades que han expresaron su desprecio público hacia los migrantes, es el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien los ha señalado como delincuentes.
Pero, contra lo que se pudiese pensar, los actos de intolerancia no se dan sólo hacia las minorías. Un claro ejemplo, es el movimiento feminista que durante sus marchas, en las que exigen respeto a su supuesto derecho a abortar, han vandalizado recintos religiosos, pues el credo va contra sus convicciones y de ese modo demuestran su intolerancia, pues no permiten el espacio a las distintas voces.
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“La injusticia, la violencia, la discriminación y la marginación son formas comunes de intolerancia”, precisa la ONU La tolerancia se basa en el respeto y el saber apreciar la riqueza y la variedad de las diversas culturas que le rodean a una persona, así como las distintas formas de expresión de los seres humanos. En ningún caso, la tolerancia es indulgencia o indiferencia, precisa la organización internacional más grande.
Por un mundo tolerante
La Organización de las Naciones Unidas emite medidas para combatir la intolerancia que prevalece en algunos sectores de la población.
– Los gobiernos deben aplicar las leyes sobre los derechos humanos, prohibir los crímenes y discriminaciones contra las minorías.
– La educación es esencial, la intolerancia nace de la ignorancia, del miedo a lo desconocido. “Es necesario educar sobre el tema y enseñar la tolerancia y los derechos humanos a los niños”.
– La información debe estar garantizada, por ello se recomienda promover leyes que protejan el derecho a la información y la libertad de prensa. Y es que, la ONU señala que la intolerancia es más peligrosa cuando es usada con fines políticos o territoriales, “se usan argumentos falaces, se manipulan los hechos y las estadísticas y se miente a la opinión pública”, denuncia.
– A pesar de que algunos problemas son globales, se requieren soluciones locales, en algunos casos individuales, pues “todos formamos parte de la solución”.
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